Dios
hizo todo bueno desde el principio y no ha creado nada impuro, pero los
habitantes de la Primera Tierra manipularon genéticamente los animales. En este
sentido podemos entender a los animales puros que los que Dios creó en su
estado natural y a los animales que fueron modificados genéticamente, conocidos
en la Sagrada Escritura como animales impuros o alterados genéticamente.
John
Henry Builes admite la posibilidad de que el arca de Noé existió y que tanto Noé
como su familia, fueron una familia concreta salvada en la Primera Tierra de
las aguas del diluvio; en esta arca entraron los animales naturales y los que
posiblemente ya habían sido modificados genéticamente en la Primera Tierra, que
la Sagrada Escritura denomina como puros e impuros.
Este
pasaje de Noé, tiene su par en la epopeya del poema babilonio del Gilgamesh,
donde Enlil, se enoja con la humanidad y enojado, trató de reducir la población
mundial con plagas y sequias y reunido con otros dioses planea aniquilar la
humanidad por medio de un diluvio; al final hay un dios que se las ingenia para
salvar la humanidad y construye una nave en forma de cubo para que se salve él
y su familia y las representaciones de las distintas artes de la humanidad; la
nave tenía en su interior siete pisos y la tormenta duro siete días y siete
noches, recordando que el número 7
implica perfección y plenitud y al final la embarcación descansa sobre el monte
Nisir y lo mismo que con Noé, fueron despachadas aves para saber si había
tierra firme después de pasado el diluvio.
No
hay duda que el libro del Génesis y el poema babilónico del Gilgamesh se
refieren al mismo diluvio; con esto se quiere hacer referencia que el Noé bíblico
necesariamente no es la misma persona que el Noé babilónico, sino que se trata
de diferentes personas y que los Noé
de la Primera Tierra que continuaron la civilización en la superficie de la Tierra
fueron muchos; pero es evidente que la Sagrada Escritura nos dice que el Noé bíblico,
fue el tronco del cual se desprende todos los habitantes de la Segunda Tierra,
especialmente todos resultamos siendo descendentes de los tres hijos de Noé:
Sem, Cam y Jafet.
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