La genealogía de la familia de Noé provee
la información de la formación del pueblo de Israel y de los pueblos del
antiguo y cercano Oriente; sabemos que muchos pueblos tuvieron contacto con
Israel como: Egipto, Canaán, Filistea, Jebusea, Elam, Asur entre otros y
sabemos que por Abraham, el pueblo de Israel tiene sus orígenes en Mesopotamia.
Los nombres de los descendientes de Noé
fueron planificados para reflejar la totalidad de la humanidad y en la Biblia
se encuentra un total de 70 pueblos, dentro de los cuales se encuentra la
familia de Jacob que entró en Egipto y los 70 ancianos de la nación; en la
literatura griega también vemos que el número 70 representa la totalidad de los
dioses que se encuentran en su panteón.
Es evidente para los estudiosos, que el
número 70 es relevante en las tablas etnográficas antiguas y que da un sentido
de perfección a todas las generaciones.
Los pueblos antiguos primitivos de la Segunda
Tierra se encerraban en sus fronteras y no se preocupaban por conocer lo que
sucedía fuera de sus límites, a excepción de los griegos, que era un pueblo que
mantenía una curiosidad innata que los hacía recorrer otras culturas asimilando
costumbres y usos de los pueblos que conocían.
En la Biblia aparece una tabla etnográfica,
de muchas que existieron, donde se nos muestra que toda la humanidad descendió
de Noé; en esta tabla aparecen mencionadas la raza blanca y la negra, y no se
nos dice nada de la raza amarillo o asiáticos, y el área que describe solo se
extiende en el oriente próximo, pues los otros lugares de la Tierra eran
desconocidos para el autor sagrado.
La principal intención del hagiógrafo
sagrado, es la de darle un sentido teológico y espiritual al pueblo de Israel,
pues muestra a este pueblo como elegido por Dios sobre todas las naciones de la
Tierra y disfruta de la primogenitura de parte de Dios; el autor sagrado en su
tabla etnográfica, recoge los nombres de Israel y hace un esfuerzo por dar una
genealogía aproximada.
Algunos estudiosos consideran que esta
tabla etnográfica se construyó siete siglos antes de Cristo, pues aparecen
mencionados los escitas, un pueblo del oriente próximo muy antiguo que
desapareció.
En la línea de Jafet, tenemos ejemplos de algunos
pueblos:
Gomer, pueblo de raza aria, habitantes del
norte del mar Negro, que empujados por los escitas, pasaron del Asia menor a la
región de armenia; Magog puede hacer
referencia al pueblo escita; Medos, pueblo de raza aria que vivió al sur del mar
Caspio y afines a los persas; Javan pueblo de raza aria que habitan las islas
del mar Egeo y también conocidos como jonios o jónicos; Tubal, conocidos
también como los tiberinos y se encontraban a la orilla meridional del mar Negro;
Mosoc, pueblos de raza aria que se encontraban cerca de los ríos Tigris y
Éufrates; Tiras o tirsenios o etruscos que habitaban en las islas de Asia menor,
entre otros muchos pueblos que el autor menciona de raza aria descendientes de
Jafet y nada tienen que ver con los semitas; a estos pueblos también se les
puede conocer como indoeuropeos.
En línea de Cam tenemos los pueblos de
color negro o trigueño:
Cus, pueblo identificado con la actual Etiopia; Misri o
Musru, pueblo de piel negra; Egipto, pueblo de piel trigueña tirando a morena;
Put, se puede identificar como la actual Somalia y el color de su piel era
negro como lo es actualmente; Canaán pueblo también de piel trigueña; el autor
menciona muchos otros pueblos de este color de piel, tanto trigueña, morena o
negra.
De todos estos pueblos mencionados por el
autor es bueno destacar al de Cus o Kis, que fue fundado por un héroe cazador
llamado Nemrod; según la Biblia este personaje procede de
lo que hoy es la actual Etiopia en África y algunos lo han identificado como el
fundador del imperio asirio, pues aparece en sus inscripciones como un héroe de
mucha fuerza que comenzó a dominar la Tierra y algunos lo han querido
identificar con el poema del Gilgamesh,
de origen babilónico que nos dice que este personaje fue rey de Erec, una de
las ciudades del reino de Nemrod que pertenecía a la antigua Mesopotamia; según
los escritos, este personaje acostumbraba luchar contra leones y se presenta
ahogándolos en los bajorrelieves tanto de los sumerios, asirios y babilonios.
En la Biblia en el libro del Génesis,
aparece como un robusto cazador de Yahveh; lo que demuestra que todos estos
pueblos tenían un mismo tronco y raíz y con toda seguridad era un habitante de
la Primera Tierra que pasó a la Segunda y era un hijo de Dios y otro Noé de los muchos que existieron;
los escritos dicen que este personaje dominó Babilonia que era la ciudad
antigua más importante antes de la aparición de Roma.
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