miércoles, 13 de septiembre de 2017

El misterioso origen de la Humanidad Parte II- Sumeria el puente entre la Primera y la Segunda Tierra.

En otros artículos hemos hablado suficiente de los extraterrestres explicando su origen, y de acuerdo con las teorías de John Henry Builes, nos encontramos en el principio de la creación, nuestro planeta es el centro de todos los mundos creados y por crear, y los hombres estamos afrontando una prueba para escoger a los gobernantes de los mundos que vendrán después; es decir, todos los que por la gracia de Dios y por el trabajo de la virtud logremos entrar en el cielo recibiremos un cuerpo glorioso como el de Jesús, que nos hará parecernos a Dios, pero dependientes de Dios y luego, se nos asignara la administración de los mundos, de acuerdo haya sido el amor con el que hayamos vivido en esta tierra y entonces, tendremos la capacidad de llevar a otros seres al amor y a Dios.

Lo desconocido nos produce miedo, y al ver a nuestros semejantes intra-terrestres o extraterrestres (pero con un origen común, como ya lo habíamos analizado en otros artículos), podríamos notar que algunos de ellos, o casi todos, poseen dones preternaturales; pero no olvidemos que este ha sido un pasado común de toda la humanidad. En el principio, en la Primera Tierra, la mayoría de sus individuos, poseían dones naturales a plenitud, dones preternaturales y algunos dones sobrenaturales.
De la Primera Tierra, o antes del diluvio, heredamos los de la Segunda Tierra, la domesticación de los animales y plantas, inventos como las construcciones y las herramientas y bebidas como el vino, conocimientos que se nos trasmitieron a nosotros a través de la antigua Sumeria, pueblo que fue un puente entre la Primera y la Segunda Tierra en la trasmisión de conocimientos, que son la base para el desarrollo de las civilizaciones de la Segunda Tierra, según John Henry Builes.
El hombre occidental siempre ha creído que el legado de su civilización lo debe a la antigua Roma y a la Grecia antigua; pero aun los filósofos griegos muchas veces afirmaron que habían obtenido sus conocimientos de fuentes mucho más antiguas; muchos mitos griegos, no son más que el reflejo del contacto con las civilizaciones de la Primera Tierra. El dios Dionisio, inventor del vino, el dios del pan, Zeus, Olimpo, Júpiter, Poseidón, Marte… no eran más que antiguos reyes o personajes de la Primera Tierra; eran personas de elevada estatura, con avanzada tecnología y algunos con dones preternaturales, que fácilmente podían pasar por dioses en sociedades menos avanzadas. Es solo recordar, cómo en los mitos griegos, los cíclopes construyen el rayo de Zeus, el tridente de Poseidón y las armas de hades, que son armas tecnológicas y de ingeniería.
Muchos historiadores modernos, han puesto al antiguo Egipto, como la cuna de la civilización, pero el desciframiento de las escrituras y jeroglíficos antiguos, nos han remontado hasta antiguas civilizaciones egipcias que vivieron alrededor del año 3100 a.C. y si seguimos indagando, encontraremos la cuna de la civilización en pueblos mucho más antiguos.
Hoy no existen dudas que las culturas pre-helénicas del mar Egeo, la cultura minoica de la isla de Creta y la micénica de la Grecia continental, tienen sus raíces en el Oriente Próximo; es decir, en los territorios, donde la Biblia Cristiana señala el origen de la humanidad. Los estudiosos han descubierto una gran similitud, entre las civilizaciones semitas y las de los griegos; uno de los hombres importantes que dio este paso fue el profesor Cyrus H. Gordon, quien escribió un libro en inglés titulado “Las escrituras olvidadas, evidencias de las minucias en el lenguaje”. En su libro abrió nuevos horizontes a la investigación, al demostrar que la primitiva escritura minoica, llamada lineal, pertenece a la lengua semita. Cyrus Gordon, llegó a la conclusión, que las civilizaciones hebreas y minoicas, son básicamente lo mismo, y que las diferencias se han producido debido al trascurrir de los años y al área geográfica, y señaló que la isla de Creta deletreada en minoico, es como decir: Ke-re-ta, que es similar a la palabra hebrea Ke-re-et, que significa “ciudad amurallada”, y la palabra se encontraba relacionada con un rey semita de la ciudad de Keret.
Cyrus Gordon también afirmó que el alfabeto griego, del cual deriva el latino y el español, también viene del oriente próximo. Los mismos historiadores griegos de la antigüedad describieron, que el alfabeto fenicio, llamado “cadmo antiguo”, fue el fundamento del alfabeto griego, teniendo al principio el mismo número de letras y el mismo orden que el alfabeto hebreo. Se puede demostrar fácilmente que la cultura griega, la latina y toda la cultura occidental, provienen del Oriente Próximo, de los lugares donde la Biblia cristiana pone los orígenes de la humanidad.
En algún momento los historiadores llegaron a pensar, que la cuna de la humanidad se desprendía de Asiria y Babilonia, pero hoy nos hemos dado cuenta de que debemos remontarnos más atrás. A este respecto debemos mencionar a un rey persa llamado Ciro, quien fue parte fundamental en la reconstrucción del templo de Jerusalén y que llamaba a Yahvé “Dios del cielo”. Ciro pertenecía a una dinastía de reyes que se denominaban los Aquemenes (Hakham-Anish), y entre estos reyes se denominaba a Yahvé como “el Señor sabio”. Se ve pues entonces una gran relación entre el Dios de los persas y el Dios Yahvé de la de la Biblia cristiana. Es indudable que los persas se encontraban profundamente relacionados con Babilonia y Asiria.
En la antigua capital persa, llamada Persépolis, se ha encontrado escritura cuneiforme, que hace referencia a lenguas mucho más antiguas. Paul Emile Botta, en al año de 1843, seleccionó un lugar al norte de Mesopotamia, para realizar excavaciones cerca de la actual Mosul; este investigador no tardó en establecer que las escrituras cuneiformes nombraban a aquella ciudad: “ciudad amurallada del rey justo” y su nombre era “Dur Sharru Kin”, que eran inscripciones que tenían relaciones con la lengua semita y que los historiadores han llamado a este rey Sargón II. En estas excavaciones de una de las capitales de los asirios, se encontraron restos de los Zigu-rat, o escaleras de los cielos, palacios, templos, casas, establos, almacenes, murallas, columnas, pórticos, estatuas, torres, rampas, adornos, terrazas, jardines, etcétera. Se supone que esta ciudad existió hace unos 3.000 años. Esta no era sino la capital de Asiria, que se llamaba Nínive, y sus últimos tres reyes fueron: Senaquerib, Asaradon y Assubanipal. “El año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra las ciudades fortificadas de Judá” (2Re 18,13).
En tiempos de Alejandro Magno, ya se encontraba enterrada una ciudad, que recibía el nombre de Nimrud, y era el centro militar de Asiria y en este lugar Salamanasar II levantó un obelisco, en memoria de sus expediciones y conquistas militares. Este obelisco se encuentra actualmente exhibido en el museo británico, donde aparecen una serie de reyes que debían pagarle tributo, como: “Jehú, hijo de Omrí, rey de Israel”.
En el libro santo del Génesis se nos menciona a Nemrod, quien era un bravo cazador delante de Yahveh y que es descrito como el fundador de varios reinos de Mesopotamia. “Los comienzos de su reino fueron: Babel, Erek y Acad, ciudades, todas ellas, en la tierra de Senaar, de donde procedía Assur, que edificó Nínive, una ciudad de amplias calles; kajaj y Resen, la gran ciudad que está entre Nínive y Kálaj. De todas estas ciudades mencionadas en la Biblia, solo falta por ser desenterrada, la ciudad de Resen, que significa: “brida de caballo” y es posible que fuera un lugar donde se encontraban los establos de Asiria. De lo anterior, podemos ver que la Biblia es un libro de cronologías precisas, que nos demuestra que los pueblos babilónicos y asirios se encontraban profundamente relacionados con los pueblos semitas y que al final, todos tienen una cuna en común, para toda la humanidad y todos los pueblos.
Koldewey, hace excavaciones de Babilonia y descubre vastas extensiones de palacios, templos, jardines colgantes, zigurats, etcétera; que develan la historia del control por Mesopotamia, en una rivalidad que mantuvieron por muchos años Babilonia y Asiria, una del Sur y la otra del Norte. El imperio asirio finalmente cayó en manos de los babilonios en el año 614 a.C., cuando definitivamente cayeron Assur y Nínive en sus manos y la misma Babilonia cayó cuando la conquistó el rey Ciro Aqueménida en el año 539 a.C.
Aunque Babilonia y Asiria fueron imperios rivales, no existían diferencias culturales significativas entre ellos. Los panteones de los dioses asirios y babilonios eran casi iguales, y podían darse diferencias, pues al dios que llamaban en Asiria Assur, en Babilonia lo llamaban Marduk.
En muchos museos del mundo hay piezas que pertenecieron a los dos imperios, como: toros alados, herramientas, utensilios, joyas, etcétera; pero los verdaderos tesoros encontrados en estas regiones corresponden a textos de escritura cuneiforme que relatan cuentos cosmológicos, poemas épicos, historias de reyes, anotaciones de templos, contratos comerciales, registros de matrimonios, tablas astronómicas, fórmulas matemáticas, gramática y vocabulario escolar, nombres, genealogías, epítetos, poderes y deberes de los dioses.
En todo esto se puede descubrir un lenguaje común entre Asiria y Babilonia, que se denomina “acadio”, que es la primera lengua semita conocida, anterior al hebreo, al arameo, al fenicio y al cananeo. Los asirios y los babilonios, afirmaron que nunca habían inventado su propia lengua o escritura y que hicieron copias de un original más antiguo.
En el libro del Génesis nos dice, cuando se refiere a Babilonia, que “los comienzos de su reino fueron: Babel, Erec, Acad y Calne” (Gn 10,10), con esto entendemos que Acadia, era un reino anterior a los asirios y babilonios y donde ambos reinos tomaron sus raíces culturales, empezando por su propia lengua y escritura.
Parece que el soberano de este rey acadio se llamaba a sí mismo Sharrukin “soberano justo” y en las inscripciones en piedra se dice que su reino se extendía, por la gracia de su dios Enlil, desde el mar inferior (el Golfo Pérsico) hasta el mar superior (el Mediterráneo) y se decía que en los muelles del rey Acad se amarraban naves de distantes tierras.
Con estas afirmaciones según los estudiosos, se debía dar un salto de 2.000 años en el pasado, yendo desde el Sargón Asirio de Dur Sharrukin, al Sargón que reinaba en Acadia; luego las excavaciones corroboraron las escrituras y se encontraron artículos de arte, literatura, política, comercio, comunicaciones y de una gran civilización que fue muy anterior a los imperios Asirio y Babilonio y donde estas dos últimas civilizaciones se encontraban entroncadas.
Pero todavía los estudiosos tuvieron que remontarse a una civilización mucho más antigua, pues se encontraron unas inscripciones que hablaban de los logros de la genealogía del rey Acad. En ellas se decía que el título completo de este rey era “Rey Acad, rey de Kis”, y decían estas escrituras, que antes de ascender al trono había sido consejero de los soberanos de Kis; por lo que surgió una nueva pregunta entre los estudiosos: ¿existió un reino más antiguo, que el reino de los acadios?
Otra vez la Biblia Cristiana nos da la respuesta: “Kus engendró a Nemrod, que fue el primero que se hizo prepotente en la Tierra y los comienzos de su reino fueron Babel, Erek y Acad” (Gn 10,8). Muchos investigadores han contemplado la posibilidad de que Sargón de Acad, fuera el rey bíblico llamado Nimrod y en el versículo que acabamos de mencionar leemos Kus, en vez de Kis; por lo que podríamos deducir, que existió un rey anterior a Nemrod, que se llamó Sargón, como nos lo afirma el Texto Sagrado Cristiano. Respecto a este rey: “Él derrotó a Uruk y echó abajo las murallas… venció en la batalla con los habitantes de Ur…  conquistó todo el territorio, desde Lagash hasta el mar”.
Hay que afirmar, que la ciudad bíblica Erek, es lo mismo que Uruk, en las inscripciones de Sargón y la ciudad mesopotámica de Ur era la misma ciudad de Abraham. Los descubrimientos arqueológicos han corroborado, que existían civilizaciones y ciudades mesopotámicas antes del año 3.000 a.C. y de aquí surge una pregunta: ¿cuál es el primer reino civilizado del que podamos hacer memoria?
Para responder esta cuestión, los estudiosos, estudiaron las escrituras acadias y se encontraron con que las escrituras cuneiformes acadias, eran silábicas, es decir: ab, ba, bat… y trasmitían significados de palabras completas, como en los jeroglíficos egipcios: “dios”, “ciudad”, “vida”, etcétera. Es decir, era una escritura basada en ideogramas, por lo que llegaron a intuir que el acadio se fundamentaba en otra lengua que utilizaba un sistema parecido a los jeroglíficos egipcios. Los estudiosos rápidamente descubrieron que el acadio, estaba conformado por palabras prestadas de otra lengua, lo que hacía suponer una cultura más antigua que el acadio.
En los últimos tiempos se hizo uno de los mayores descubrimientos de los textos acadios, en una biblioteca que había reunido el rey Asurbanipal de Nínive, donde descubrieron más de 25.000 tablillas y donde algunas de ellas decían que eran copias de un texto más antiguo y en alguna de ellas podemos leer una leyenda que hace referencia al mismo Asurbanipal: “El Dios de los escribas me ha concedido el don de conocer su arte. He sido iniciado en los secretos de la escritura. Puedo incluso leer intrincadas tablillas en sumerio; comprendo las enigmáticas palabras talladas en la piedra de los días anteriores al diluvio”.
Necesariamente nos encontramos con un rey asirio que había sido enseñado a leer y escribir por algún personaje de la Primera Tierra, es decir, antes del diluvio. Es evidente que este rey asirio se ubica después del diluvio, porque él mismo así lo afirma. Es de notar que antes del diluvio se conocía perfectamente la escritura y era muy común que muchos pueblos supieran leer y escribir. Después del diluvio solo unos pocos sobreviven y es de suponer que muchos de ellos sabían leer y escribir. Es bien conocido que antes del diluvio algunos pueblos poderosos mantenían subyugados a los otros y este es el caso de la Atlántida, pues en los diálogos de Platón se nos dice, que los griegos debieron contener una avanzada de los atlantes.
Muchas personas que lograron escapar de la conflagración de la Primera Tierra, se hicieron pasar por dioses, delante de personas más débiles. Es de apreciar que muchas personas de la Primera Tierra eran muy longevas y que el rey asirio pudo haber conocido una de estas personas que se hizo pasar por el dios de los escribas y él le enseñó a este rey asirio el arte de escribir y leer, como él mismo lo menciona en las tablillas grabadas con letras cuneiformes.
Asurbanipal, también nos hace referencia a otro pueblo más antiguo que los acadios: los sumerios. Es decir, que existía un pueblo pre-acadio, que fueron los primeros soberanos de Mesopotamia y ellos mismos se proclamaban con el título de “Rey de Sumer y Acad”, por lo que los investigadores dedujeron que existía un reino que se llamaba Sumeria.

Se llegó a la conclusión que Sumeria, era el nombre primitivo que se daba a las tierras del sur de Mesopotamia, tal como lo ha establecido el libro del Génesis: “Acad y Erek, estaban en la tierra de Senaar” (Gn 10,10), y Senaar o Shin’ar es el nombre bíblico para referirse a Shumer o Sumeria.

Lo que los estudiosos concluyeron de todo esto, es que la referencia que hacían los textos acadios, a los textos de antaño, eran tablillas largas, con palabras y vocabulario acadio-sumerio, que fueron preparados en Asiria y Babilonia, para estudiar la primera lengua escrita: el sumerio. Se descubrió también que la escritura sumeria era originalmente pictográfica y tallada en columnas verticales, pero que luego pasó a ser un escritura horizontal, que fue hecha en forma de cuñas en tablillas de arcilla, hasta convertirse en la famosa escritura cuneiforme, que adoptaron, los acadios, los asirios, los babilonios y que llegaría a confluir tanto en las naciones del oriente próximo y en el mismo pueblo griego, donde se consideró, que se encontraban los orígenes de la cultura occidental. Al final las investigaciones lo corroboran y la misma Biblia Cristiana también, todos los pueblos de la Tierra tienen su principio en Sumeria. Especialmente hablando de los pueblos de la Segunda Tierra y sumeria es la heredera de los pueblos de la Primera Tierra.
Escritura cuneiforme
Con lo anterior hemos querido demostrar que Sumeria es el puente entre los habitantes de la Trimera Tierra y los de la Segunda Tierra. Las bases y fundamentos de nuestra actual cultura y civilización se encuentran en Sumeria, y es el pueblo heredo de los habitantes anteriores del diluvio, es decir, ha sido el puente entre dos humanidades, de modo, que hay que descartar la idea que venimos de hombres de las cavernas que solo manipulaban instrumentos rudimentarios para sobrevivir y en consecuencia la teoría de Darwin carece de todo fundamento.


sábado, 9 de septiembre de 2017

El misterioso origen de la humanidad (Parte I)


Algunos científicos y teorías sitúan el origen del hombre con una distancia de 25 millones de años con respecto a nuestra época. Investigaciones en el África oriental han revelado homínidos con características humanas más notables de aproximadamente hace 14 millones de años y que hace 11 millones de años aparece el primer simio-hombre.

El Australopithecus avanzado, según los investigadores y teóricos del origen de la humanidad, vivió hace dos millones de años en África oriental y es al que más características humanas se le pueden asignar, luego aparece el “homo-erectus” hace un millón de años y 900 mil años atrás aparece el primer hombre avanzado que puede ser denominado el “Hombre Neanderthal”.

Según estos mismos investigadores y teóricos del origen del hombre, hace 35.000 años, aparece una nueva raza de homínidos en la Tierra que podemos denominar el “Homo sapiens” u hombre pensante, y al mismo tiempo se da la desaparición del hombre Neanderthal. Este hombre pensante también es conocido como el “Hombre de Cromañón” que ha sido identificado como un hombre de las cavernas y se le atribuye a este el arte rupestre dejado en las mismas; son concebidos como seres que vagan libremente por la tierra, con refugios de piedra, que habían alcanzado la elaboración de herramientas primitivas y que se vestían con pieles.

Muchas personas dan por ciertas estas teorías y formas de concebir la historia primitiva y los orígenes de la humanidad. Desde este escrito no podemos apartarnos de la idea, de que estos postulados no son más que teorías que no han alcanzado un satisfactorio nivel probatorio y por lo tanto no son más que teorías.

La aparición del “Homo sapiens”, sigue siendo un enigma, porque estos antecesores del hombre no tienen características de las razas de homínidos antes mencionadas, sino que tiene características propias y originales; esta clase de ser no tiene progenitores, ni parientes colaterales fósiles, ni huellas o vestigios arqueológicos que nos puedan hablar de su origen.

Las teorías de Darwin no tienen ningún sustento y fundamentados en sus ideas, el hombre no podría haber alcanzado el proceso evolutivo en el cual nos encontramos y no hubiéramos todavía llegado al nivel evolutivo que necesitaríamos para desarrollar la civilización que hoy tenemos y es posible que todavía nos encontráramos como los hombres de las cavernas, de modo que toda aquella teoría que se sustenta en Darwin, desfigura y desorienta el conocimiento del verdadero origen de la humanidad; no hay ninguna razón para pensar que debiéramos estar más evolucionados que algunas tribus primitivas del Ecuador en la selva amazónica o de Nueva Guinea.

Las teorías de la evolución son teorías que no pueden ser probadas científicamente y muchas veces se basan en concepciones y cálculos herrados que les falta un verdadero apoyo arqueológico y científico sustentable.

Si nos detenemos a mirar la Biblia cristiana, el origen del hombre lo podemos situar en las cordilleras del monte Zagros, donde se encuentra la actual frontera entre Irán e Irak, siguiendo el Monte Ararat, hasta llegar a Siria, el Líbano e Israel, territorios que conservan múltiples evidencias del hombre prehistórico.

En estos lugares que los científicos han encontrado vestigios del hombre de las cavernas, de un momento a otro aparecen vestigios de una sociedad avanzada, sin poder explicar de dónde nace y cuáles son sus orígenes remotos; no se puede corroborar con exactitud que existan fundamentos científicos, históricos o arqueológicos que prueben directamente que el hombre desciende directamente de los primates, más bien, hay pruebas que demuestran lo contrario.

No se puede dudar de la evidencia cierta, de que algún tipo o algunos tipos de homínidos, como hijos directos de la naturaleza, sobrevivieron recolectando alimentos y crecían de forma salvaje y podían llegar a cazar animales a través de la elaboración de instrumentos rudimentarios fabricados de hueso y piedra.

Los investigadores Braidwood y B. Howe realizaron un estudio sobre genética de Irak y Kurdistán, y llegaron a la conclusión con sus hallazgos genéticos y arqueológicos, que la agricultura comenzó en Oriente Próximo, es decir, en los territorios donde surgió la biblia cristiana.

Muchos investigadores han llegado a la conclusión que, en los lugares bíblicos, se dio la domesticación de las plantas por el hombre, haciendo referencia al trigo y la cebada y otras plantas tal como las conocemos. Es evidente que del oriente medio son originarios productos, tales como: el mijo, centeno, lino, las fibras, aceite y otra gran variedad de pantas del campo que según los científicos debieron ser domesticadas por el hombre.

Según algunos investigadores de prestigio, muchas de estas plantas fueron domesticadas por el hombre en Oriente Próximo, es decir, en los lugares de la Biblia y desde allí, llegaron a Europa.

Algunos se han atrevido a pensar, que es como si en Oriente Medio existiera una especie de laboratorio botánico y genético, que de vez en cuando produjera una nueva especie de planta domesticada, por una mano invisible.

Muchos eruditos, también han llegado a la conclusión, que el cultivo de la vid, empezó en las montañas del norte de Mesopotamia, Siria y Palestina y en el Antiguo Testamento se nos dice que Noé plantó una viña, se embriagó con el vino, y que el Arca se asentó sobre el monte Ararat. Podemos decir, que las manzanas, las peras, las aceitunas, los higos, las almendras, las nueces y otras variedades de plantas tuvieron su origen en Oriente Medio y luego pasaron a Europa.

La ciencia nos dice que este proceso de domesticación empezó por las hierbas y los cereales silvestres, hasta llegar a los cereales cultivados, para luego obtener arbustos y árboles frutales; y este es el proceso que nos describe el libro Santo del Génesis: “Produzca la tierra hierba verde, cereales que por semillas produzcan semillas; árboles frutales que den fruto según su especie, que contengan semilla en su interior” (Gn 1,11).

Después de la domesticación de las plantas, el hombre antiguo debió pasar a la domesticación de los animales. En este aspecto tenemos a F.E. Zeuner, quien tiene una obra sobre la domesticación de animales en el mundo primitivo y nos dice que el hombre no pudo pasar de la agricultura, al pastoreo o domesticación de animales, si antes no se hubiera conformado en sociedades organizadas y más o menos estructuradas.

Según este autor, el primer animal que debió ser domesticado fue el perro, que en el principio fue utilizado como comida; se han encontrados restos de perros que corroboran esta afirmación y que corresponden a una edad de unos 9.500 años a.C., en las regiones de Irán, Irak e Israel, y otra vez, los hallazgos nos apuntan a las regiones bíblicas. Por estas épocas también fueron domesticados las ovejas, las cabras, los cerdos, y posteriormente otras especies de ganado con cuernos para obtener de ellas la lana, leche, pieles, carne, etcétera.

Llegar a pensar que sociedades primitivas, que parecían más simios que hombres, fueran capaces de domesticar plantas y animales, es una idea poco probable, que no concuerda con la razón y el sentido común. Labores de tal envergadura presuponían un elevado conocimiento cultural y sociedades desarrolladas; se necesita personas inteligentes y hábiles para ser capaces de domesticar plantas y animales; aun para el hombre de hoy con los conocimientos que posee, esta puede ser una empresa muy difícil.

Estas tareas solo pudieron realizarlas las sociedades anteriores al diluvio universal, que podemos denominar como habitantes de la Primera Tierra. Antes del diluvio existían sociedades muy adelantadas tecnológica y culturalmente, más adelantadas que las sociedades de nuestro mundo actual. Estas sociedades se originaron desde Adán y la Eva humana y la Eva pre-humana, en un proceso de miles de años hasta convertirse en sociedades con una tecnología donde se conocían las energías de los cristales, la electricidad, las naves espaciales, la clonación, las grandes ciudades, la medicina y toda clase de tecnología que aun nosotros no podemos imaginar.

Las sociedades de la Primera Tierra habían aprendido a domesticar los animales y las plantas y tenían productos como el vino y muchos productos de terciopelo y otras clases de telas. Existían sociedades adelantadas tecnológica y culturalmente en esta Primera Tierra y dos pruebas de ello son los continentes perdidos de la Atlántida que se encuentra en lo que hoy es el océano Atlántico y la antigua Lemuria, terreno comprendido en lo que ahora es el actual Océano Pacífico; pero así como estas dos civilizaciones, habían otras de tecnología parecida, lo que ya hemos analizado suficientemente en otros artículos; así como hoy existe la ciudad de Londres y también hay tribus primitivas en la selva amazónica, lo mismo sucedía con las sociedades de la Primera Tierra. Existían metrópolis con alta tecnología, así como comunidades de paja y piedra.

Todas estas sociedades desaparecieron con el diluvio universal que es narrado por la Biblia Cristiana y por el poema babilónico o al final sumerio del Gilgamesh. Las personas de la Primera Tierra pudieron desarrollar toda esta tecnología, porque eran personas mucho más inteligentes que los habitantes del mundo actual, pues poseían, desde que el hombre fue creado por Dios, los dones naturales a plenitud, los dones preternaturales y algunos en parte los dones sobrenaturales. Sólo con el pecado original, que consistió en una hibridación del hombre con genes animales, contrariando la voluntad divina, estos dones se vieron afectados ostensiblemente y el hombre paulatinamente fue perdiendo la bondad y la belleza original con las que fue creado. El libro del Génesis es enfático en decirnos que Dios todo lo hizo bueno (Gn 1,31); de lo anterior podemos deducir que el hombre no fue creado con enfermedades y limitaciones físicas, mucho menos suponer que fue creado en un estado bestial, asimilándonos con los primeros primates.

La teoría de Darwin, es verdaderamente ofensiva para Dios y para el mismo hombre. El hombre no procede de los simios, ni de los monos, ni de ninguna clase de primates. El hombre fue hecho en un cierto estado de perfección desde el principio y los habitantes de la Primera Tierra conservaban un estado de perfección mucho mayor al que tenemos los actuales habitantes de la Tierra.

Estos hombres y mujeres de la Primera Tierra entraron en una etapa profunda de decaimiento moral y produjeron una degradación social en todas las estructuras fundamentales del ser humano, como la política, la cultura, la economía y sobre todo la religión, tal como acontece con el mundo actual. El texto bíblico nos dice que Dios decidió castigar a esta generación, porque ya solo eran pura carne (Gn 6) y Platón al respecto nos va a decir, que el espíritu divino había disminuido en estas personas, por lo que habían caído en grandes desórdenes.

Esta es la causa del diluvio universal y es la razón por la que toda una sociedad de hombres y mujeres de altísima cultura y tecnología desapareció casi por completo. El relato bíblico nos dice que de esta conflagración universal se salvó Noé, su familia y algunas especies de animales y lo mismo nos dice el poema babilónico del Gilgamesh, donde también existe un continuador de la humanidad.

Pero es lógico pensar que sociedades con una avanzada tecnología, pudieran escapar por las profundidades de los mares, con aparatos tecnológicos como los submarinos o con naves espaciales huyendo a otras partes del Sistema Solar o fuera de él. Esto nos hace pensar en tres posibilidades: la primera es la mencionada en los textos bíblicos y de la que todos tenemos conocimiento del posterior desarrollo de los hechos. En la superficie de la Tierra se extendió y multiplicó la sociedad que actualmente conocemos y que desciende de los tres hijos de Noé: Cam, Jafet y Sem. La segunda posibilidad es que algunas personas hayan huido de la conflagración universal y hayan establecido sus refugios en el centro de la Tierra y a estas personas se les pueda llamar los intra-terrestres y la tercera posibilidad, es que algunas de estas personas hayan huido fuera del planeta Tierra y hayan construido sus refugios en el Sistema Solar o fuera de él.

Hoy existen evidencias probadas que dan sustento a las tres teorías. Si le creemos a la Sagrada Escritura, no es muy problemático creer que los habitantes de la superficie del planeta, seamos descendientes de Noé. Hay muchos testimonios creíbles que nos indican que existen seres en el interior del planeta y otros testimonios con la misma fuerza también nos indican que existen seres en el Sistema Solar o fuera de él.

Lo importante es creer que todos descendemos de unos padres comunes y que tenemos una misma raíz lingüística y genética, y que si tuviéramos la oportunidad de comparar en un laboratorio un famoso extraterrestre o un intra-terrestre, nos daríamos cuenta de que nuestros códigos genéticos serían similares, por no decir iguales. Podríamos ver que los organismos biológicos que componen nuestros cuerpos, solo se han adaptado a los medios y a las condiciones donde se vive. Podríamos ver que algunos habitantes del interior de la Tierra, tendrían algunas variaciones en el color de la piel, como de color verdoso o azulado. Podría ser, que algunos de los habitantes del interior de la Tierra tuvieran un solo pulmón, aunque más grande, pudieran no tener páncreas y los intestinos encontrarse desarrollados de forma diferente. Podríamos ver seres humanos con orejas de elfo, adaptadas de acuerdo a las frecuencias sonoras o podríamos ver rasgos particulares en los ojos. En fin, solo tendríamos pequeñas mutaciones o variaciones morfológicas y sabríamos que todos somos hombres y mujeres de carne y hueso, más parecidos entre nosotros genéticamente, que los pretendidos simios o changos de Carlos Darwin.

En conclusión, todo lo que esta expresado en este artículo, son las ideas que se encuentran expresadas en el Libro “Historia primitiva de la humanidad” de John Henry Builes, de modo tácito o expreso. Según John Henry, no es posible creer en otra clase de seres que tengan tan perfectamente unidos el cuerpo y el espíritu, o el mundo material y espiritual, como en los seres humanos; pensar en otra clase de seres, es considerar la posibilidad de que son creaciones y engaños de demonios, como ya se ha tratado de demostrar en otros artículos.  

martes, 5 de septiembre de 2017

Civilizaciones Perdidas y John Henry Builes.


Las personas siempre han amado el misterio y estamos entrando en una época donde la fascinación por lo desconocido crece a pasos agigantados. Uno de los temas que inquietan mucho a los teóricos de la conspiración, a científicos serios, a sacerdotes y toda clase de gentes, es el tema de las civilizaciones perdidas.
En el año de 1973, en los principales periódicos del mundo y en los de Estados Unidos salió a la luz pública: “Se ha hecho probablemente uno de los descubrimientos más grandes de la historia”. Maxine Asher, el Co_director de una expedición científica, afirmaba que había encontrado la Atlántida en el fondo del océano. Este hombre afirmaba que buzos habían encontrado evidencias de una súper-civilización, que se había hundido en el mar hace miles de años: “Los buzos encontraron evidencia de carreteras y grandes columnas, algunas con motivos concéntricos espirales, en el lugar preciso descrito por el filósofo griego Platón (Mas allá de los pilares de Hércules en España)”. En el grupo se encontraban algunos científicos, aventureros y maestros avalados por la universidad de Pepperdine en los Ángeles California.
Estos personajes afirmaban que habían encontrado más de 30 ruinas, incluyendo pirámides, domos, caminos, carreteras pavimentadas, columnas rectangulares y muchas clases de artefactos encontrados en el fondo del océano desde las Bahamas hasta las costas cercanas de Europa y de África.
Muchos historiadores y respetados escritores han creído en la existencia del continente perdido de la Atlántida y existen testimonios de historiadores que afirman que los mayas y los aztecas dijeron a los conquistadores que provenían de lugares llamados Atlántida y Mu.
La Atlántida es el continente perdido del Océano Atlántico y Mu es el continente perdido del océano Pacifico y los testimonios indican que eran civilizaciones muy avanzadas, con sistemas educativos, gobiernos y tecnología que superan las de la actualidad con creces.
En el océano Pacifico se han encontrado ruinas en el fondo del mar que dan sustento a esta teoría en la Isla de Ponape, en la Isla de Pascua y en la Isla de Karotonga han encontrado una calle en ruinas, entre otras cosas similares. El profesor Menzies, de la Universidad de Duke, fotografió las ruinas de una civilización perdida en el mar entre Perú y Tahití, encontrando una columna con jeroglíficos desconocidos.
Las evidencias de la existencia de estas civilizaciones perdidas también las podemos hallar en mapas antiguos, como el famoso mapa de Piri Reis y del que se ha hecho referencia en televisión y en cantidad de libros, al cual hace referencia el profesor Charles Hapgood, profesor de Geología de la Universidad de New Hampshire, donde reporta que en él aparece una gran isla desconocida en el océano Atlántico; también existe un mapa del Rey Enrique hacia el 1500 después de Cristo, que demuestra la existencia de la Atlántida y en documentos griegos aparece la Atlántida.
Son muchos los documentos antiguos de diferentes culturas que nos hablan de la existencia y destrucción tanto de la Atlántida como de Lemuria, como: Chilam Balam, el Código de Dresden, el Popol Vuh, el Código Cortesianus, el Manuscrito Troano, el libro Oera Linda de Holanda entre otros.
El historiador Diodorus escribió que hace miles de años antes de la existencia de los fenicios había existido una inmensa isla atlántica, que tenía guerras contra el pueblo de los Amazonenses, y lo mismo afirmo el historiador griego Ammianus Marcelinus que habló de la destrucción de la Atlántida. Otros escritores griegos como Proclo, Plutarco y Herodoto afirman haber tenido indicios de su existencia.
El historiador griego Timageno describió una guerra entre Atlántida y Europa, y Theopompos, historiador griego, describió a la Atlántida con enorme tamaño y con ciudades como Machimun y Eusebius, una edad dorada libre de enfermedades y labores manuales.
El escritor James Churchward escribió varios volúmenes de libros, documentado en escrituras antiguas que él afirma haber traducido en el sureste de Asia referente a la existencia de la Atlántida y Mu. Mientras el geólogo William Nivean afirmaba haber encontrado tablillas similares en México.
El Dr. George Hunt Williamson, escribió que los descendientes de los Incas lo guiaron hasta un antiguo manuscrito en un templo en las montañas de los Andes que narraba la destrucción de la Atlántida y de Mu, quienes tenían una tecnología muy avanzada.
De lo anterior podemos decir, que es claro para los escritores antiguos, la existencia de la Atlántida y de Lemuria, lo mismo que en casi todas las civilizaciones antiguas se creía en la existencia de Titanes, que era una raza de gigantes que existía en la Tierra hace mucho tiempo y actualmente se han encontrado huesos como pruebas de la existencia de este tipo de personas de 5 a 7 metros de altura, que han sido analizados positivamente como de humanos.
Los conquistadores españoles dejaron registros de que existían hombres salvajes de gran tamaño con cabellos rubios y ojos azules y dos de ellos fueron capturados, pero murieron en el viaje hacia Europa; los alemanes, los nórdicos y escandinavos hablan de un continente desaparecido en el océano Atlántico Norte que denominan con el nombre de Thule, donde ubican la civilización llamada Hiperbórea, que se encuentra bajo una gruesa capa de hielo nórdica.
Muchos escritores famosos, como Diodurus, Plinio y Virgilio escribieron sobre Thule, una tierra que los griegos sabían que existía desde hace mucho tiempo. Describieron a Thule en el Atlántico Norte como cálida y verde, rodeada de montañas, mujeres impresionantemente bellas; personas rubias con ojos azules; los antiguos concluían que la raza hiperbórea era alta y de excelente condición física y que algunos se veían jóvenes en la vejez; eran vegetarianos y frugíferos y vivían en armonía con la naturaleza.
En otro artículo ya hemos visto que tanto el Polo Sur como el Polo Norte eran zonas tropicales, y lo que se observa en el mapa de Piri Reis, es que fue hecho antes de que la capa de hielo existiera y se mostraran estas zonas como lugares tropicales.
Jurgen Spanuth escribió que en Egipto descifró algunos jeroglíficos, que hablaban de un imperio perdido en el norte, lo mismo que muchos otros investigadores alemanes que hablaban del continente perdido de Thule y de una raza de superhombres, que existieron en una famosa edad dorada de la humanidad, y que convencieron a Hitler y a su círculo interno, que la raza Aria Nazi eran descendientes de los hiperbóreos, que tenían poderes telepáticos y que habían sido destruidos por el hielo, coincidiendo con antiguas tradiciones que afirmaban que la humanidad se había degenerado.
De acuerdo con nuestros artículos anteriores hemos visto que no solo existieron estas tres civilizaciones, sino que existieron muchas otras y que es posible que todavía sigan existiendo al margen de nuestra civilización.
Retomando al pueblo lemuriano (Mu), estas personas creían que el Sol estaba ubicada en el “tercer ojo”, es decir un ojo invisible que existe dentro de los seres humanos y que les permitía tener un profundo conocimiento de sí mismos y según Churchward, esta civilización, tenían casas de tejados trasparentes, estaban libres de enfermedades, tenían capacidades extrasensoriales y eran capaces de tele trasportarse, lo que hacía innecesario los vehículos terrestres. Quienes han escrito de esta sociedad, afirman que eran vegetarianos, agrícolas, que trabajaban al aire libre y en armonía con la naturaleza y tenían poco uso de la tecnología, pues se habían centrado más en el desarrollo de la meditación y poderes extra-sensoriales, y aunque  vivían a la par de la sociedad atlante, que tecnológicamente era muy desarrollada, los lemurianos preferían experimentar con energías físicas para mover objetos, sin uso de la tecnología como lo hacían los atlantes.
En un escrito de un rosacruz llamado Cerve, describe como un hombre y una mujer que querían casarse, debían entregar sus posesiones a un sacerdote y sin ninguna ropa, comida o cobijo u herramienta, eran enviados al bosque durante 28 días desnudos y durante este tiempo debían hacer sus propias ropas, construir abrigo, recolectar comida y construir sus herramientas y ayudarse el uno al otro sin ninguna negatividad y si pasaban la prueba, podían casarse y sus posesiones eran devueltas.
Robert Charroux en su libro nos dice, que los españoles encontraron unas luces que denominaron “luces máximas” que todavía brillaban en lo profundo de la selva amazónica después de 10.000 años de haber desaparecido estos continentes; en las escrituras antiguas de la India llamadas Vaimanika Sastra, descubiertas en 1875, nos refieren máquinas voladoras, que cambiaban su impulsión a la energía solar cuando la fuente de combustible era baja; se nos habla de las vimanas que eran barcos voladores de la edad dorada de la humanidad y de las naves cónicas de oro, los cohetes de plata, las naves aéreas de tres pisos y los barcos llamados sakuna que eran construidos en forma de pájaros y existían más de 113 modelos diferentes de este tipo de cuatro clase de naves diferentes.
En el texto antiguo Vymanika Shaastra, se nos describen pilotos siendo entrenados, partes de las máquinas voladoras, ropas de vuelo y alimento recomendado para un largo vuelo; instrucciones que incluían maniobras de batallas, cómo ver y escuchar a grandes distancias y son mencionados dieciséis tipos de metales resistentes al calor, entre otras cosas.
Es claro que algunos escritos de la literatura de Egipto, de América central, de Asia, Fenicia y Babilonia nos hacen referencia a naves espaciales y viaje a los planetas como se puede ver hoy en “la guerra de las galaxias”.
Son muchos los escritos que se han encontrado sobre Lemuria, Atlántida, Thule y otras civilizaciones que nos refieren la capacidad que tenían para curar enfermedades, retardar el proceso de envejecimiento, controlar el clima, controlar las energías con los cristales, conocían la ingeniería genética, las computadoras, los androides, los robots, máquinas que reparaban a otras máquinas y más.
Esto les permitía tener una vida de confort y de holgazanería y la Sagrada Escritura tácita y expresamente es contundente en afirmar, que el avance tecnológico y las riquezas terminan en un relajamiento moral de las sociedades.
Se dice que los atlantes usaban ropas tremendamente enjoyadas y vivían una vida de ocio y diversión, en fiestas, banquetes, bailes y el uso de drogas exóticas; creían que ya lo habían hecho todo en la Tierra y es posible que usaran más del 90 % del cerebro, pues muchos cráneos encontrados son más grandes que los nuestros, por lo que podían ver y oír más allá del limitado rango de nuestros sentidos y percibir colores y frecuencias mejor que los animales.
Los atalantes no tenían que trabajar o ir a la escuela, un joven de su época sabía mucho más que un científico de nuestra época; pero se convirtió en una sociedad que no supo qué hacer con su conocimiento y cayeron en la tentación de ser dioses, y con la manipulación genética crearon especies, que nos son mencionadas en las mitologías antiguas, como las sirenas, cíclopes, unicornios, minotauros y otras creaturas que los escritores antiguos describían como reales luego de verlas.
Los gobernantes atlantes aprendieron a manipular a su pueblo, controlando sus mentes y los líderes comenzaron a cultivar ciencias secretas y a tener pacto con los demonios para poder controlar las masas de población, de modo que la gente dependía del gobierno para el alimento, vestidos y casa, y sus líderes eran sacerdotes científicos que tenían una súper-ciencia que a algunos les parecería magia.
Los líderes atlantes ya no tenían nada que alcanzar y querían convertir el planeta entero con todas sus civilizaciones en un gobierno mundial, donde ellos fueran los gobernantes de todas las otras civilizaciones; ya no les quedaba nada material que lograr y la hedonística población atlante se convirtió en una sociedad egoísta, que se causaba placer con drogas exóticas y con el ocio y el sexo y se les rendía culto público a los sacerdotes científicos, que perdieron la conciencia de sí mismos y con guerras telepáticas, crearon guerras de mentes y empezaron a exigir sacrificios humanos, llevándolos a un imperio que se derrumbó.
Los líderes atlantes en su afán de dominar a otros pueblos, les ofrecieron tecnología y lujos a otros continentes a cambio de mantener el control de esas sociedades y crear el imperio de la Atlántida Unida; pero el imperio de Rama, en Asia y el imperio de Atenas en Europa se negaron a convertirse en atlantes y estos últimos iniciaron guerras con el fin de dominar. Los líderes mundiales de otras civilizaciones les advirtieron a los atlantes y sus líderes, que se destruirían a sí mismos y destruirían toda la vida en el planeta si no dejaban de dar mal uso a las energías cósmicas nucleares y psíquicas que podrían producir terribles terremotos, maremotos y erupciones volcánicas incontrolables, aún para los habitantes de esa época mucho más adelantados tecnológicamente que nuestras sociedades.
La historia demostró que los atlantes no hicieron caso y millones y millones murieron desapareciendo las civilizaciones anteriores al diluvio y algunos creyeron que sus grandes científicos podrían salvarlos y que muchos simplemente reencarnarían y por esta razón muchos no temieron la muerte.
Los científicos atlantes, aunque sabían que la mayor parte de Lemuria había sido destruida 12.000 años antes que ellos; confiaron en su ciencia, construyeron ciudades subterráneas en América del Sur, debajo del Océano Atlántico, bajo el Polo Sur, y en la Luna, y tenían enormes fuerzas aéreas para escapar de la calamidad mundial y todas estas cosas han sido referidas por Michael Barton.
No es extraño que las dos razas más fuertes y rivales de las sociedades antediluvianas protagonizaran una guerra terrible, con poderosas naves y armas atómicas, que trajo como consecuencia el hundimiento de continentes y el surgimiento de otras tierras, provocando la modificación de costas y continentes y un cambio climático global, y la alteración del eje de la Tierra que no pudieron resistir las sociedades antediluvianas. Esta catástrofe ha sido descrita en el libro “Crónica de Akakor” del autor Karl Brugger.
El autor relata un antiguo escrito que describe las vísperas de la tragedia: “El crepúsculo cubría la superficie de la Tierra. El Sol brillaba todavía, mas una bruma grisácea, grave y poderosa, comenzaba a oscurecer la luz del día. Signos extraños se mostraban en el cielo”.
La teoría de la deriva continental, puede apoyar los hechos anteriormente mencionados y fue propuesta originalmente por Alfred Wegener en su libro publicado en el año de 1912: “El origen de los continentes y océanos”; este hombre formuló su teoría basándose en el hecho en que las siluetas de África y América del Sur pueden encajar, lo mismo que comparó el parecido de la fauna fósil de los continentes septentrionales y las formaciones geológicas, y con los datos recopilados conjeturó que los continentes actuales estuvieron unidos en un pasado remoto en un súper continente que fue denominado Pangea; pero a esta teoría le faltan los continentes perdidos de Atlántida y Lemuria.
Según el geólogo francés Jacques Collina-Gillard perteneciente al centro Nacional de Investigación Científica, dice que un archipiélago emergió en las aguas del estrecho de Gibraltar hace 26.000 años en la era glaciar y quedó sumergido 9.000 años a. C. En un estudio reciente de los corales, la zona indica que las aguas empezaron a subir hace 12.000 años a. C. debido al deshielo y las variaciones de las temperaturas.
El coronel inglés James Churchward en el año de 1868, descubrió en un templo-colegio de la India, unas tablillas con inscripciones antiguas en bajo relieve y con la ayuda del sumo sacerdote del templo, pudo revisar los archivos secretos en las que se ocultaban unas tablillas de arcilla, redactadas por los Naacales en la tierra madre desaparecida de Mu.
Las tablillas contaban el Génesis del mundo y la historia de la sumersión del continente hace 12.000 años. El pueblo de Mu según ellos, se llamaba Uighur, su capital se encontraba situada en Asia, su apogeo habría sido 75.000 años atrás y su origen se remontaría 150.000 años más atrás; el coronel jamás brindó pruebas que corroboraran esta información.
Según los escritores antiguos, y en artículos pasados, vemos cómo han existido civilizaciones antediluvianas más avanzadas tecnológicamente que nuestras actuales sociedades y cómo el decaimiento moral las llevó a su autodestrucción.
Todas las teorías mencionadas anteriormente y la evidencia de los escritores antiguos, corroboran las ideas expresadas por John Henry Builes en su libro “Historia Primitiva de la humanidad”, de que van a existir tres humanidades: la primera es la humanidad antes del diluvio, conocida como la Primera Tierra, la segunda, somos la humanidad después del diluvio o Segunda Tierra y la última será la humanidad que vendrá después de nosotros y conocida como la Tercera Tierra.



Jesús en el evangelio hace una comparación entre nuestra generación y las anteriores al diluvio universal y dice que, así como las gentes anteriores al diluvio comían, se casaban y tenían hijos y los agarró desprevenidos el diluvio universal, así será con esta generación. El decaimiento moral de esta generación se puede equiparar con la generación de antes del diluvio y la historia ya nos ha demostrado que para una sociedad en decaimiento moral, su camino es la autodestrucción.
John Henry Builes dice en su libro que ya han existido otras humanidades antediluvianas tecnológicamente avanzadas que se apartaron de Dios, llegaron a su ruina y auto destrucción. Es curioso que este autor que escribió sus libros en una cueva y sin acceso a internet, la luz eléctrica y los medios de comunicación moderna llegue a un grado de coincidencia tan sorprendente con otros relatos que avalan sus teorías.
El famoso escritor de caballo de Troya J. J. Benítez que en la actualidad se ha dedicado a investigar el fenómeno OVNI en su libro “Los visitantes”, nos relata la historia de un científico llamado Daniel W. Fry, quien fue abducido en una nave de los humanos de la Primera Tierra que viven al margen de nuestra sociedad el 4 de julio de 1959.
El científico se puso a memorizar todos los detalles que se encontraban en el interior de la nave y le llamó la atención un emblema grabado en el respaldo de un asiento con una representación de un árbol y una serpiente, y los seres que se comunicaban de forma telepática con él le dijeron lo siguiente: 
“Nuestros ancestros vivían en la Tierra, como se lo habrá imaginado al ver el emblema; estaban muy avanzados y vivían en el sitio que las leyendas terrestres llaman Lemuria o Mu. Por otra parte, el desarrollo científico del continente de la Atlántida también era muy avanzado, al extremo que sus científicos aprendieron a manejar la energía atómica con más habilidad de lo que lo hacen ustedes actualmente. Había cierta rivalidad entre ambas naciones y el desastre fue inevitable”.
La referencia de este científico da sustento al libro “Historia primitiva de la humanidad” de John Henry Builes; quien nos dice que existieron muchas civilizaciones avanzadas tecnológicamente antes del diluvio y que habían alcanzado su gran desarrollo debido a que habían sido herederos de los dones naturales, preternaturales y sobrenaturales con los que Dios había creado al hombre originalmente, pero estas civilizaciones llegaron a su propia autodestrucción por su decaimiento moral y esa autodestrucción se ve reflejada en la Biblia cristiana con el diluvio universal; algunas personas lograron escapar la conflagración mundial y algunos huyeron a las estrellas u otros planetas y otros construyeron ciudades en el interior del planeta.
El relato de J.J. Benitez refleja perfectamente lo descrito por John Henry Builes, los supuestos extraterrestres que abducen al Dr. Daniel, no son más que humanos de la Primera Tierra que pertenecían a la sociedad perdida y continente perdido de Lemuria y que emigraron con su tecnología a algún lugar en el espacio continuando su sociedad y modo de vivir, es decir, es una prolongación de los Lemurianos en el espacio.
Según John Henry Builes todos tenemos el mismo código genético y todos somos descendientes de Adán, de la Eva pre-humana y de la Eva humana; algunos de estos seres humanos viven en el interior del planeta y se conocen como los intraterrestres y otros viven fuera del planeta y se conocen como los extraterrestres.
John Henry Builes dice que estamos en el principio de la creación que se encuentra realizando Dios y que la Tierra es el centro de todos los universos y mundos por crear. En nuestro planeta se encuentra perfectamente unido el mundo espiritual con el mundo material en los seres humanos; todavía no existen otros seres diferentes a nosotros, pero eso no quiere decir que no vayan a existir; los humanos de la superficie del planeta seremos el punto de encuentro entre los humanos del interior de la Tierra y los humanos que se encuentran fuera de ella.
Otra clase de seres y su tecnología, no son más que engaños de demonios, como ya lo hemos tratado de demostrar en artículos anteriores; la Segunda Tierra, es decir, nuestra generación se acerca a su final, porque ya ha demostrado que es una generación en decaimiento moral y que cada vez se aleja más de Dios y se deja hipnotizar con doctrina de demonios y con proyectos humanos en los que Dios no tiene espacio y no puede caber.
Hay muchas personas que se inventan historias para permanecer en el error y convencerse que no están equivocados; la verdad solo puede aparecer patente a los que son humildes, y sin ella, muchos soberbios permanecen sin convencerse y no aceptan los argumentos que les presenta la verdad.
Están de moda las teorías de la conspiración y con toda seguridad podremos encontrar verdad y mentira en ellas, por lo que se hace necesario aprender a discernir y dejarnos llevar por los argumentos que nos ofrece la verdad, para no caer en el error y la equivocación.
El galardonado periodista de televisión Frank Sesno preguntó a un panel de eruditos sobre la fascinación de la gente por las teorías de la conspiración y el profesor Stanley Kutle de la Universidad de Wisconsin respondió: “Nosotros todos amamos los misterios, pero amamos más las conspiraciones”.
Que estas teorías de la conspiración no nos lleven al error y la equivocación, pero nos pueden abrir la mente para pensar diferente, aceptar lo que no nos han enseñado o lo que parece mentira, pero no es más que la verdad.