En
otros artículos hemos hablado suficiente de los extraterrestres explicando su
origen, y de acuerdo con las teorías de John Henry Builes, nos encontramos en el
principio de la creación, nuestro planeta es el centro de todos los mundos
creados y por crear, y los hombres estamos afrontando una prueba para escoger a
los gobernantes de los mundos que vendrán después; es decir, todos los que por
la gracia de Dios y por el trabajo de la virtud logremos entrar en el cielo
recibiremos un cuerpo glorioso como el de Jesús, que nos hará parecernos a
Dios, pero dependientes de Dios y luego, se nos asignara la administración de
los mundos, de acuerdo haya sido el amor con el que hayamos vivido en esta
tierra y entonces, tendremos la capacidad de llevar a otros seres al amor y a
Dios.
Lo
desconocido nos produce miedo, y al ver a nuestros semejantes intra-terrestres
o extraterrestres (pero con un origen común, como ya lo habíamos analizado en
otros artículos), podríamos notar que algunos de ellos, o casi todos, poseen
dones preternaturales; pero no olvidemos que este ha sido un pasado común de
toda la humanidad. En el principio, en la Primera Tierra, la mayoría de sus
individuos, poseían dones naturales a plenitud, dones preternaturales y algunos
dones sobrenaturales.
De la
Primera Tierra, o antes del diluvio, heredamos los de la Segunda Tierra, la
domesticación de los animales y plantas, inventos como las construcciones y las
herramientas y bebidas como el vino, conocimientos que se nos trasmitieron a
nosotros a través de la antigua Sumeria, pueblo que fue un puente entre la Primera
y la Segunda Tierra en la trasmisión de conocimientos, que son la base para el
desarrollo de las civilizaciones de la Segunda Tierra, según John Henry Builes.
El hombre
occidental siempre ha creído que el legado de su civilización lo debe a la
antigua Roma y a la Grecia antigua; pero aun los filósofos griegos muchas veces
afirmaron que habían obtenido sus conocimientos de fuentes mucho más antiguas;
muchos mitos griegos, no son más que el reflejo del contacto con las
civilizaciones de la Primera Tierra. El dios Dionisio, inventor del vino, el
dios del pan, Zeus, Olimpo, Júpiter, Poseidón, Marte… no eran más que antiguos
reyes o personajes de la Primera Tierra; eran personas de elevada estatura, con
avanzada tecnología y algunos con dones preternaturales, que fácilmente podían
pasar por dioses en sociedades menos avanzadas. Es solo recordar, cómo en los
mitos griegos, los cíclopes construyen el rayo de Zeus, el tridente de Poseidón
y las armas de hades, que son armas tecnológicas y de ingeniería.
Muchos
historiadores modernos, han puesto al antiguo Egipto, como la cuna de la civilización,
pero el desciframiento de las escrituras y jeroglíficos antiguos, nos han
remontado hasta antiguas civilizaciones egipcias que vivieron alrededor del año
3100 a.C. y si seguimos indagando, encontraremos la cuna de la civilización en
pueblos mucho más antiguos.
Hoy no
existen dudas que las culturas pre-helénicas del mar Egeo, la cultura minoica
de la isla de Creta y la micénica de la Grecia continental, tienen sus raíces
en el Oriente Próximo; es decir, en los territorios, donde la Biblia Cristiana
señala el origen de la humanidad. Los estudiosos han descubierto una gran
similitud, entre las civilizaciones semitas y las de los griegos; uno de los
hombres importantes que dio este paso fue el profesor Cyrus H. Gordon, quien
escribió un libro en inglés titulado “Las escrituras olvidadas, evidencias de
las minucias en el lenguaje”. En su libro abrió nuevos horizontes a la
investigación, al demostrar que la primitiva escritura minoica,
llamada lineal,
pertenece a la lengua semita. Cyrus Gordon, llegó a la conclusión, que las
civilizaciones hebreas y minoicas, son básicamente lo mismo, y que las
diferencias se han producido debido al trascurrir de los años y al área
geográfica, y señaló que la isla de Creta deletreada en minoico, es como decir:
Ke-re-ta, que es similar a la palabra hebrea Ke-re-et, que significa “ciudad
amurallada”, y la palabra se encontraba relacionada con un rey semita de la
ciudad de Keret.
Cyrus
Gordon también afirmó que el alfabeto griego, del cual deriva el latino y el
español, también viene del oriente próximo. Los mismos historiadores griegos de
la antigüedad describieron, que el alfabeto fenicio, llamado “cadmo antiguo”,
fue el fundamento del alfabeto griego, teniendo al principio el mismo número de
letras y el mismo orden que el alfabeto hebreo. Se puede demostrar fácilmente
que la cultura griega, la latina y toda la cultura occidental, provienen del
Oriente Próximo, de los lugares donde la Biblia cristiana pone los orígenes de
la humanidad.
En algún
momento los historiadores llegaron a pensar, que la cuna de la humanidad se
desprendía de Asiria y Babilonia, pero hoy nos hemos dado cuenta de que debemos
remontarnos más atrás. A este respecto debemos mencionar a un rey persa llamado
Ciro, quien fue parte fundamental en la reconstrucción del templo de Jerusalén
y que llamaba a Yahvé “Dios del cielo”. Ciro pertenecía a una dinastía de reyes
que se denominaban los Aquemenes (Hakham-Anish), y entre estos reyes se
denominaba a Yahvé como “el Señor sabio”. Se ve pues entonces una gran relación
entre el Dios de los persas y el Dios Yahvé de la de la Biblia cristiana. Es
indudable que los persas se encontraban profundamente relacionados con
Babilonia y Asiria.
En la
antigua capital persa, llamada Persépolis, se ha encontrado escritura
cuneiforme, que hace referencia a lenguas mucho más antiguas. Paul Emile Botta,
en al año de 1843, seleccionó un lugar al norte de Mesopotamia, para realizar
excavaciones cerca de la actual Mosul; este investigador no tardó en establecer
que las escrituras cuneiformes nombraban a aquella ciudad: “ciudad
amurallada del rey justo” y su nombre era “Dur Sharru Kin”,
que eran inscripciones que tenían relaciones con la lengua semita y que los
historiadores han llamado a este rey Sargón II. En estas excavaciones de una de
las capitales de los asirios, se encontraron restos de los Zigu-rat, o
escaleras de los cielos, palacios, templos, casas, establos, almacenes,
murallas, columnas, pórticos, estatuas, torres, rampas, adornos, terrazas, jardines,
etcétera. Se supone que esta ciudad existió hace unos 3.000 años. Esta no era
sino la capital de Asiria, que se llamaba Nínive, y sus últimos tres reyes
fueron: Senaquerib, Asaradon y Assubanipal. “El año catorce del rey Ezequías
subió Senaquerib, rey de Asiria, contra las ciudades fortificadas de Judá” (2Re
18,13).
En tiempos
de Alejandro Magno, ya se encontraba enterrada una ciudad, que recibía el
nombre de Nimrud, y era el centro militar de Asiria y en este lugar Salamanasar
II levantó un obelisco, en memoria de sus expediciones y conquistas militares.
Este obelisco se encuentra actualmente exhibido en el museo británico, donde
aparecen una serie de reyes que debían pagarle tributo, como: “Jehú, hijo de
Omrí, rey de Israel”.
En el libro
santo del Génesis se nos menciona a Nemrod, quien era un bravo cazador delante
de Yahveh y que es descrito como el fundador de varios reinos de Mesopotamia.
“Los comienzos de su reino fueron: Babel, Erek y Acad, ciudades, todas ellas,
en la tierra de Senaar, de donde procedía Assur, que edificó Nínive, una ciudad
de amplias calles; kajaj y Resen, la gran ciudad que está entre Nínive y Kálaj.
De todas estas ciudades mencionadas en la Biblia, solo falta por ser
desenterrada, la ciudad de Resen, que significa: “brida de caballo” y es
posible que fuera un lugar donde se encontraban los establos de Asiria. De lo
anterior, podemos ver que la Biblia es un libro de cronologías precisas, que
nos demuestra que los pueblos babilónicos y asirios se encontraban
profundamente relacionados con los pueblos semitas y que al final, todos tienen
una cuna en común, para toda la humanidad y todos los pueblos.
Koldewey,
hace excavaciones de Babilonia y descubre vastas extensiones de palacios,
templos, jardines colgantes, zigurats, etcétera; que develan la historia del
control por Mesopotamia, en una rivalidad que mantuvieron por muchos años
Babilonia y Asiria, una del Sur y la otra del Norte. El imperio asirio
finalmente cayó en manos de los babilonios en el año 614 a.C., cuando definitivamente
cayeron Assur y Nínive en sus manos y la misma Babilonia cayó cuando la
conquistó el rey Ciro Aqueménida en el año 539 a.C.
Aunque
Babilonia y Asiria fueron imperios rivales, no existían diferencias culturales
significativas entre ellos. Los panteones de los dioses asirios y babilonios
eran casi iguales, y podían darse diferencias, pues al dios que llamaban en
Asiria Assur, en Babilonia lo llamaban Marduk.
En muchos
museos del mundo hay piezas que pertenecieron a los dos imperios, como: toros alados,
herramientas, utensilios, joyas, etcétera; pero los verdaderos tesoros
encontrados en estas regiones corresponden a textos de escritura cuneiforme que
relatan cuentos cosmológicos, poemas épicos, historias de reyes, anotaciones de
templos, contratos comerciales, registros de matrimonios, tablas astronómicas,
fórmulas matemáticas, gramática y vocabulario escolar, nombres, genealogías,
epítetos, poderes y deberes de los dioses.
En todo
esto se puede descubrir un lenguaje común entre Asiria y Babilonia, que se
denomina “acadio”, que es la primera lengua semita conocida, anterior al
hebreo, al arameo, al fenicio y al cananeo. Los asirios y los babilonios,
afirmaron que nunca habían inventado su propia lengua o escritura y que
hicieron copias de un original más antiguo.
En el libro
del Génesis nos dice, cuando se refiere a Babilonia, que “los comienzos de su
reino fueron: Babel, Erec, Acad y Calne” (Gn 10,10), con esto entendemos que
Acadia, era un reino anterior a los asirios y babilonios y donde ambos reinos
tomaron sus raíces culturales, empezando por su propia lengua y escritura.
Parece que
el soberano de este rey acadio se llamaba a sí mismo Sharrukin “soberano justo” y en las inscripciones
en piedra se dice que su reino se extendía, por la gracia de su dios Enlil,
desde el mar inferior (el Golfo Pérsico) hasta el mar superior (el
Mediterráneo) y se decía que en los muelles del rey Acad se amarraban naves de
distantes tierras.
Con estas
afirmaciones según los estudiosos, se debía dar un salto de 2.000 años en el
pasado, yendo desde el Sargón Asirio de Dur Sharrukin, al Sargón que reinaba en
Acadia; luego las excavaciones corroboraron las escrituras y se encontraron
artículos de arte, literatura, política, comercio, comunicaciones y de una gran
civilización que fue muy anterior a los imperios Asirio y Babilonio y donde
estas dos últimas civilizaciones se encontraban entroncadas.
Pero
todavía los estudiosos tuvieron que remontarse a una civilización mucho más
antigua, pues se encontraron unas inscripciones que hablaban de los logros de
la genealogía del rey Acad. En ellas se decía que el título completo de este
rey era “Rey Acad, rey de Kis”, y decían estas escrituras, que antes de
ascender al trono había sido consejero de los soberanos de Kis; por lo que
surgió una nueva pregunta entre los estudiosos: ¿existió un reino más antiguo,
que el reino de los acadios?
Otra vez la
Biblia Cristiana nos da la respuesta: “Kus
engendró a Nemrod, que fue el primero que se hizo prepotente en la Tierra y los
comienzos de su reino fueron Babel, Erek y Acad” (Gn 10,8). Muchos
investigadores han contemplado la posibilidad de que Sargón de Acad, fuera el
rey bíblico llamado Nimrod y en el versículo que acabamos de mencionar leemos
Kus, en vez de Kis; por lo que podríamos deducir, que existió un rey anterior a
Nemrod, que se llamó Sargón, como nos lo afirma el Texto Sagrado Cristiano.
Respecto a este rey: “Él derrotó a Uruk y
echó abajo las murallas… venció en la batalla con los habitantes de Ur… conquistó todo el territorio, desde Lagash
hasta el mar”.
Hay que
afirmar, que la ciudad bíblica Erek, es lo mismo que Uruk, en las inscripciones
de Sargón y la ciudad mesopotámica de Ur era la misma ciudad de Abraham. Los
descubrimientos arqueológicos han corroborado, que existían civilizaciones y
ciudades mesopotámicas antes del año 3.000 a.C. y de aquí surge una pregunta: ¿cuál es
el primer reino civilizado del que podamos hacer memoria?
Para
responder esta cuestión, los estudiosos, estudiaron las escrituras acadias y se
encontraron con que las escrituras cuneiformes acadias, eran silábicas, es
decir: ab, ba, bat… y trasmitían significados de palabras completas, como en
los jeroglíficos egipcios: “dios”,
“ciudad”, “vida”, etcétera. Es decir, era una escritura basada en
ideogramas, por lo que llegaron a intuir que el acadio se fundamentaba en otra
lengua que utilizaba un sistema parecido a los jeroglíficos egipcios. Los
estudiosos rápidamente descubrieron que el acadio, estaba conformado por
palabras prestadas de otra lengua, lo que hacía suponer una cultura más antigua
que el acadio.
En los
últimos tiempos se hizo uno de los mayores descubrimientos de los textos
acadios, en una biblioteca que había reunido el rey Asurbanipal de Nínive,
donde descubrieron más de 25.000 tablillas y donde algunas de ellas decían que
eran copias de un texto más antiguo y en alguna de ellas podemos leer una
leyenda que hace referencia al mismo Asurbanipal: “El Dios de los escribas me ha concedido el don de conocer su arte. He
sido iniciado en los secretos de la escritura. Puedo incluso leer intrincadas
tablillas en sumerio; comprendo las enigmáticas palabras talladas en la piedra
de los días anteriores al diluvio”.
Necesariamente
nos encontramos con un rey asirio que había sido enseñado a leer y escribir por
algún personaje de la Primera Tierra, es decir, antes del diluvio. Es evidente
que este rey asirio se ubica después del diluvio, porque él mismo así lo
afirma. Es de notar que antes del diluvio se conocía perfectamente la escritura
y era muy común que muchos pueblos supieran leer y escribir. Después del
diluvio solo unos pocos sobreviven y es de suponer que muchos de ellos sabían
leer y escribir. Es bien conocido que antes del diluvio algunos pueblos
poderosos mantenían subyugados a los otros y este es el caso de la Atlántida,
pues en los diálogos de Platón se nos dice, que los griegos debieron contener
una avanzada de los atlantes.
Muchas
personas que lograron escapar de la conflagración de la Primera Tierra, se
hicieron pasar por dioses, delante de personas más débiles. Es de apreciar que
muchas personas de la Primera Tierra eran muy longevas y que el rey asirio pudo
haber conocido una de estas personas que se hizo pasar por el dios de los
escribas y él le enseñó a este rey asirio el arte de escribir y leer, como él
mismo lo menciona en las tablillas grabadas con letras cuneiformes.
Asurbanipal,
también nos hace referencia a otro pueblo más antiguo que los acadios: los sumerios. Es decir,
que existía un pueblo pre-acadio, que fueron los primeros soberanos de
Mesopotamia y ellos mismos se proclamaban con el título de “Rey de Sumer y Acad”,
por lo que los investigadores dedujeron que existía un reino que se llamaba
Sumeria.
Se llegó a
la conclusión que Sumeria, era el nombre primitivo que se daba a las tierras
del sur de Mesopotamia, tal como lo ha establecido el libro del Génesis: “Acad y Erek, estaban en la tierra de
Senaar” (Gn 10,10), y Senaar o Shin’ar es el nombre bíblico para referirse
a Shumer o Sumeria.
Lo que los
estudiosos concluyeron de todo esto, es que la referencia que hacían los textos
acadios, a los textos de antaño, eran tablillas largas, con palabras y
vocabulario acadio-sumerio, que fueron preparados en Asiria y Babilonia, para
estudiar la primera lengua escrita: el sumerio. Se
descubrió también que la escritura sumeria era originalmente pictográfica y
tallada en columnas verticales, pero que luego pasó a ser un escritura
horizontal, que fue hecha en forma de cuñas en tablillas de arcilla, hasta
convertirse en la famosa escritura cuneiforme, que adoptaron, los acadios, los
asirios, los babilonios y que llegaría a confluir tanto en las naciones del
oriente próximo y en el mismo pueblo griego, donde se consideró, que se
encontraban los orígenes de la cultura occidental. Al final las investigaciones lo
corroboran y la misma Biblia Cristiana también, todos los pueblos de la Tierra
tienen su principio en Sumeria. Especialmente hablando de
los pueblos de la Segunda Tierra y sumeria es la heredera de los pueblos de la
Primera Tierra.
Escritura cuneiforme |
Con lo anterior hemos querido
demostrar que Sumeria es el puente entre los
habitantes de la Trimera Tierra y los de la Segunda Tierra. Las
bases y fundamentos de nuestra actual cultura y civilización se encuentran en Sumeria,
y es el pueblo heredo de los habitantes anteriores del diluvio, es decir, ha
sido el puente entre dos humanidades, de modo, que hay que descartar la idea
que venimos de hombres de las cavernas que solo manipulaban instrumentos
rudimentarios para sobrevivir y en consecuencia la teoría de Darwin carece de
todo fundamento.
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