Las
personas siempre han amado el misterio y estamos entrando en una época donde la
fascinación por lo desconocido crece a pasos agigantados. Uno de los temas que
inquietan mucho a los teóricos de la conspiración, a científicos serios, a
sacerdotes y toda clase de gentes, es el tema de las civilizaciones perdidas.
En
el año de 1973, en los principales periódicos del mundo y en los de Estados
Unidos salió a la luz pública: “Se ha
hecho probablemente uno de los descubrimientos más grandes de la historia”.
Maxine Asher, el Co_director de una expedición científica, afirmaba que había
encontrado la Atlántida en el fondo del océano. Este hombre afirmaba que buzos
habían encontrado evidencias de una súper-civilización, que se había hundido en
el mar hace miles de años: “Los buzos
encontraron evidencia de carreteras y grandes columnas, algunas con motivos
concéntricos espirales, en el lugar preciso descrito por el filósofo griego Platón
(Mas allá de los pilares de Hércules en España)”. En el grupo se
encontraban algunos científicos, aventureros y maestros avalados por la
universidad de Pepperdine en los Ángeles California.
Estos
personajes afirmaban que habían encontrado más de 30 ruinas, incluyendo
pirámides, domos, caminos, carreteras pavimentadas, columnas rectangulares y
muchas clases de artefactos encontrados en el fondo del océano desde las
Bahamas hasta las costas cercanas de Europa y de África.
Muchos
historiadores y respetados escritores han creído en la existencia del
continente perdido de la Atlántida y existen testimonios de historiadores que
afirman que los mayas y los aztecas dijeron a los conquistadores que provenían
de lugares llamados Atlántida y Mu.
La
Atlántida es el continente perdido del Océano Atlántico y Mu es el continente
perdido del océano Pacifico y los testimonios indican que eran civilizaciones
muy avanzadas, con sistemas educativos, gobiernos y tecnología que superan las
de la actualidad con creces.
En
el océano Pacifico se han encontrado ruinas en el fondo del mar que dan
sustento a esta teoría en la Isla de Ponape, en la Isla de Pascua y en la Isla
de Karotonga han encontrado una calle en ruinas, entre otras cosas similares.
El profesor Menzies, de la Universidad de Duke, fotografió las ruinas de una
civilización perdida en el mar entre Perú y Tahití, encontrando una columna con
jeroglíficos desconocidos.
Las
evidencias de la existencia de estas civilizaciones
perdidas también las podemos hallar en mapas
antiguos, como el famoso mapa de Piri Reis y del que se ha hecho referencia en
televisión y en cantidad de libros, al cual hace referencia el profesor Charles
Hapgood, profesor de Geología de la Universidad de New Hampshire, donde reporta
que en él aparece una gran isla desconocida en el océano Atlántico; también
existe un mapa del Rey Enrique hacia el 1500 después de Cristo, que demuestra
la existencia de la Atlántida y en documentos griegos aparece la Atlántida.
Son
muchos los documentos antiguos de diferentes culturas que nos hablan de la
existencia y destrucción tanto de la Atlántida como de Lemuria, como: Chilam
Balam, el Código de Dresden, el Popol Vuh, el Código Cortesianus, el Manuscrito
Troano, el libro Oera Linda de Holanda entre otros.
El
historiador Diodorus escribió que hace miles de años antes de la existencia de
los fenicios había existido una inmensa isla atlántica, que tenía guerras
contra el pueblo de los Amazonenses, y lo mismo afirmo el historiador griego
Ammianus Marcelinus que habló de la destrucción de la Atlántida. Otros
escritores griegos como Proclo, Plutarco y Herodoto afirman haber tenido
indicios de su existencia.
El
historiador griego Timageno describió una guerra entre Atlántida y Europa, y
Theopompos, historiador griego, describió a la Atlántida con enorme tamaño y
con ciudades como Machimun y Eusebius, una edad dorada libre de enfermedades y
labores manuales.
El
escritor James Churchward escribió varios volúmenes de libros, documentado en
escrituras antiguas que él afirma haber traducido en el sureste de Asia
referente a la existencia de la Atlántida y Mu. Mientras el geólogo William
Nivean afirmaba haber encontrado tablillas similares en México.
El
Dr. George Hunt Williamson, escribió que los descendientes de los Incas lo
guiaron hasta un antiguo manuscrito en un templo en las montañas de los Andes
que narraba la destrucción de la Atlántida y de Mu, quienes tenían una
tecnología muy avanzada.
De
lo anterior podemos decir, que es claro para los escritores antiguos, la
existencia de la Atlántida y de Lemuria, lo mismo que en casi todas las
civilizaciones antiguas se creía en la existencia de Titanes, que era una raza
de gigantes que existía en la Tierra hace mucho tiempo y actualmente se han
encontrado huesos como pruebas de la existencia de este tipo de personas de 5 a
7 metros de altura, que han sido analizados positivamente como de humanos.
Los
conquistadores españoles dejaron registros de que existían hombres salvajes de
gran tamaño con cabellos rubios y ojos azules y dos de ellos fueron capturados,
pero murieron en el viaje hacia Europa; los alemanes, los nórdicos y
escandinavos hablan de un continente desaparecido en el océano Atlántico Norte
que denominan con el nombre de Thule, donde ubican la civilización llamada
Hiperbórea, que se encuentra bajo una gruesa capa de hielo nórdica.
Muchos
escritores famosos, como Diodurus, Plinio y Virgilio escribieron sobre Thule,
una tierra que los griegos sabían que existía desde hace mucho tiempo.
Describieron a Thule en el Atlántico Norte como cálida y verde, rodeada de
montañas, mujeres impresionantemente bellas; personas rubias con ojos azules;
los antiguos concluían que la raza hiperbórea era alta y de excelente condición
física y que algunos se veían jóvenes en la vejez; eran vegetarianos y
frugíferos y vivían en armonía con la naturaleza.
En
otro artículo ya hemos visto que tanto el Polo Sur como el Polo Norte eran
zonas tropicales, y lo que se observa en el mapa de Piri Reis, es que fue hecho
antes de que la capa de hielo existiera y se mostraran estas zonas como lugares
tropicales.
Jurgen
Spanuth escribió que en Egipto descifró algunos jeroglíficos, que hablaban de
un imperio perdido en el norte, lo mismo que muchos otros investigadores
alemanes que hablaban del continente perdido de Thule y de una raza de
superhombres, que existieron en una famosa edad dorada de la humanidad, y que
convencieron a Hitler y a su círculo interno, que la raza Aria Nazi eran descendientes
de los hiperbóreos, que tenían poderes telepáticos y que habían sido destruidos
por el hielo, coincidiendo con antiguas tradiciones que afirmaban que la
humanidad se había degenerado.
De
acuerdo con nuestros artículos anteriores hemos visto que no solo existieron
estas tres civilizaciones, sino que existieron muchas otras y que es posible que
todavía sigan existiendo al margen de nuestra civilización.
Retomando
al pueblo lemuriano (Mu), estas personas creían que el Sol estaba ubicada en el
“tercer ojo”, es decir un ojo invisible que existe dentro de los seres humanos
y que les permitía tener un profundo conocimiento de sí mismos y según
Churchward, esta civilización, tenían casas de tejados trasparentes, estaban
libres de enfermedades, tenían capacidades extrasensoriales y eran capaces de
tele trasportarse, lo que hacía innecesario los vehículos terrestres. Quienes
han escrito de esta sociedad, afirman que eran vegetarianos, agrícolas, que
trabajaban al aire libre y en armonía con la naturaleza y tenían poco uso de la
tecnología, pues se habían centrado más en el desarrollo de la meditación y
poderes extra-sensoriales, y aunque vivían
a la par de la sociedad atlante, que tecnológicamente era muy desarrollada, los
lemurianos preferían experimentar con energías físicas para mover objetos, sin
uso de la tecnología como lo hacían los atlantes.
En
un escrito de un rosacruz llamado Cerve, describe como un hombre y una mujer
que querían casarse, debían entregar sus posesiones a un sacerdote y sin
ninguna ropa, comida o cobijo u herramienta, eran enviados al bosque durante 28
días desnudos y durante este tiempo debían hacer sus propias ropas, construir
abrigo, recolectar comida y construir sus herramientas y ayudarse el uno al otro
sin ninguna negatividad y si pasaban la prueba, podían casarse y sus posesiones
eran devueltas.
Robert
Charroux en su libro nos dice, que los españoles encontraron unas luces que
denominaron “luces máximas” que
todavía brillaban en lo profundo de la selva amazónica después de 10.000 años
de haber desaparecido estos continentes; en las escrituras antiguas de la India
llamadas Vaimanika Sastra, descubiertas en 1875, nos refieren máquinas
voladoras, que cambiaban su impulsión a la energía solar cuando la fuente de
combustible era baja; se nos habla de las vimanas
que eran barcos voladores de la edad dorada de la humanidad y de las naves
cónicas de oro, los cohetes de plata, las naves aéreas de tres pisos y los
barcos llamados sakuna que eran
construidos en forma de pájaros y existían más de 113 modelos diferentes de
este tipo de cuatro clase de naves diferentes.
En
el texto antiguo Vymanika Shaastra, se nos describen pilotos siendo entrenados,
partes de las máquinas voladoras, ropas de vuelo y alimento recomendado para un
largo vuelo; instrucciones que incluían maniobras de batallas, cómo ver y
escuchar a grandes distancias y son mencionados dieciséis tipos de metales
resistentes al calor, entre otras cosas.
Es
claro que algunos escritos de la literatura de Egipto, de América central, de
Asia, Fenicia y Babilonia nos hacen referencia a naves espaciales y viaje a los
planetas como se puede ver hoy en “la guerra de las galaxias”.
Son
muchos los escritos que se han encontrado sobre Lemuria, Atlántida, Thule y
otras civilizaciones que nos refieren la capacidad que tenían para curar
enfermedades, retardar el proceso de envejecimiento, controlar el clima,
controlar las energías con los cristales, conocían la ingeniería genética, las
computadoras, los androides, los robots, máquinas que reparaban a otras
máquinas y más.
Esto
les permitía tener una vida de confort y de holgazanería y la Sagrada Escritura
tácita y expresamente es contundente en afirmar, que el avance tecnológico y
las riquezas terminan en un relajamiento moral de las sociedades.
Se
dice que los atlantes usaban ropas tremendamente enjoyadas y vivían una vida de
ocio y diversión, en fiestas, banquetes, bailes y el uso de drogas exóticas;
creían que ya lo habían hecho todo en la Tierra y es posible que usaran más del
90 % del cerebro, pues muchos cráneos encontrados son más grandes que los
nuestros, por lo que podían ver y oír más allá del limitado rango de nuestros
sentidos y percibir colores y frecuencias mejor que los animales.
Los
atalantes no tenían que trabajar o ir a la escuela, un joven de su época sabía
mucho más que un científico de nuestra época; pero se convirtió en una sociedad
que no supo qué hacer con su conocimiento y cayeron en la tentación de ser
dioses, y con la manipulación genética crearon especies, que nos son
mencionadas en las mitologías antiguas, como las sirenas, cíclopes, unicornios,
minotauros y otras creaturas que los escritores antiguos describían como reales
luego de verlas.
Los
gobernantes atlantes aprendieron a manipular a su pueblo, controlando sus
mentes y los líderes comenzaron a cultivar ciencias secretas y a tener pacto
con los demonios para poder controlar las masas de población, de modo que la gente
dependía del gobierno para el alimento, vestidos y casa, y sus líderes eran
sacerdotes científicos que tenían una súper-ciencia que a algunos les parecería
magia.
Los
líderes atlantes ya no tenían nada que alcanzar y querían convertir el planeta
entero con todas sus civilizaciones en un gobierno mundial,
donde ellos fueran los gobernantes de todas las otras civilizaciones; ya no les
quedaba nada material que lograr y la hedonística población atlante se convirtió
en una sociedad egoísta, que se causaba placer con drogas exóticas y con el ocio
y el sexo y se les rendía culto público a los sacerdotes científicos, que
perdieron la conciencia de sí mismos y con guerras telepáticas, crearon guerras
de mentes y empezaron a exigir sacrificios humanos, llevándolos a un imperio
que se derrumbó.
Los
líderes atlantes en su afán de dominar a otros pueblos, les ofrecieron
tecnología y lujos a otros continentes a cambio de mantener el control de esas
sociedades y crear el imperio de la Atlántida Unida; pero el imperio de Rama,
en Asia y el imperio de Atenas en Europa se negaron a convertirse en atlantes y
estos últimos iniciaron guerras con el fin de dominar. Los líderes mundiales de
otras civilizaciones les advirtieron a los atlantes y sus líderes, que se
destruirían a sí mismos y destruirían toda la vida en el planeta si no dejaban
de dar mal uso a las energías cósmicas nucleares y psíquicas que podrían
producir terribles terremotos, maremotos y erupciones volcánicas incontrolables,
aún para los habitantes de esa época mucho más adelantados tecnológicamente que
nuestras sociedades.
La
historia demostró que los atlantes no hicieron caso y millones y millones
murieron desapareciendo las civilizaciones anteriores al diluvio y algunos
creyeron que sus grandes científicos podrían salvarlos y que muchos simplemente
reencarnarían y por esta razón muchos no temieron la muerte.
Los
científicos atlantes, aunque sabían que la mayor parte de Lemuria había sido
destruida 12.000 años antes que ellos; confiaron en su ciencia, construyeron
ciudades subterráneas en América del Sur, debajo del Océano Atlántico, bajo el Polo
Sur, y en la Luna, y tenían enormes fuerzas aéreas para escapar de la calamidad
mundial y todas estas cosas han sido referidas por Michael Barton.
No
es extraño que las dos razas más fuertes y rivales de las sociedades
antediluvianas protagonizaran una guerra terrible, con poderosas naves y armas
atómicas, que trajo como consecuencia el hundimiento de continentes y el surgimiento
de otras tierras, provocando la modificación de costas y continentes y un
cambio climático global, y la alteración del eje de la Tierra que no pudieron
resistir las sociedades antediluvianas. Esta catástrofe ha sido descrita en el
libro “Crónica de Akakor” del autor Karl Brugger.
El
autor relata un antiguo escrito que describe las vísperas de la tragedia: “El crepúsculo
cubría la superficie de la Tierra. El Sol brillaba todavía, mas una bruma
grisácea, grave y poderosa, comenzaba a oscurecer la luz del día. Signos
extraños se mostraban en el cielo”.
La
teoría de la deriva continental, puede
apoyar los hechos anteriormente mencionados y fue propuesta originalmente por
Alfred Wegener en su libro publicado en el año de 1912: “El origen de los
continentes y océanos”; este hombre formuló su teoría basándose en el hecho en
que las siluetas de África y América del Sur pueden encajar, lo mismo que
comparó el parecido de la fauna fósil de los continentes septentrionales y las
formaciones geológicas, y con los datos recopilados conjeturó que los
continentes actuales estuvieron unidos en un pasado remoto en un súper
continente que fue denominado Pangea;
pero a esta teoría le faltan los continentes perdidos de Atlántida y Lemuria.
Según
el geólogo francés Jacques Collina-Gillard perteneciente al centro Nacional de
Investigación Científica, dice que un archipiélago emergió en las aguas del
estrecho de Gibraltar hace 26.000 años en la era glaciar y quedó sumergido
9.000 años a. C. En un estudio reciente de los corales, la zona indica que las
aguas empezaron a subir hace 12.000 años a. C. debido al deshielo y las
variaciones de las temperaturas.
El
coronel inglés James Churchward en el año de 1868, descubrió en un templo-colegio
de la India, unas tablillas con inscripciones antiguas en bajo relieve y con la
ayuda del sumo sacerdote del templo, pudo revisar los archivos secretos en las
que se ocultaban unas tablillas de arcilla, redactadas por los Naacales en la
tierra madre desaparecida de Mu.
Las
tablillas contaban el Génesis del mundo y la historia de la sumersión del
continente hace 12.000 años. El pueblo de Mu según ellos, se llamaba Uighur, su
capital se encontraba situada en Asia, su apogeo habría sido 75.000 años atrás
y su origen se remontaría 150.000 años más atrás; el coronel jamás brindó
pruebas que corroboraran esta información.
Según
los escritores antiguos, y en artículos pasados, vemos cómo han existido
civilizaciones antediluvianas más avanzadas tecnológicamente que nuestras
actuales sociedades y cómo el decaimiento moral las llevó a su autodestrucción.
Todas
las teorías mencionadas anteriormente y la evidencia de los escritores antiguos,
corroboran las ideas expresadas por John Henry Builes en su libro “Historia
Primitiva de la humanidad”, de que van a existir tres humanidades: la primera
es la humanidad antes del diluvio, conocida como la Primera Tierra,
la segunda, somos la humanidad después del diluvio o Segunda
Tierra y
la última será la humanidad que vendrá después de nosotros y conocida como la Tercera Tierra.
Jesús
en el evangelio hace una comparación entre nuestra generación y las anteriores
al diluvio universal y dice que, así como las gentes anteriores al diluvio
comían, se casaban y tenían hijos y los agarró desprevenidos el diluvio
universal, así será con esta generación. El decaimiento moral de esta
generación se puede equiparar con la generación de antes del diluvio y la
historia ya nos ha demostrado que para una sociedad en decaimiento moral, su
camino es la autodestrucción.
John
Henry Builes dice en su libro que ya han existido otras humanidades
antediluvianas tecnológicamente avanzadas que se apartaron de Dios, llegaron a
su ruina y auto destrucción. Es curioso que este autor que escribió sus libros
en una cueva y sin acceso a internet, la luz eléctrica y los medios de
comunicación moderna llegue a un grado de coincidencia tan sorprendente con
otros relatos que avalan sus teorías.
El científico se puso a memorizar todos los detalles que se encontraban en el interior de la nave y le llamó la atención un emblema grabado en el respaldo de un asiento con una representación de un árbol y una serpiente, y los seres que se comunicaban de forma telepática con él le dijeron lo siguiente:
“Nuestros ancestros vivían en la Tierra, como se lo habrá imaginado al ver el emblema; estaban muy avanzados y vivían en el sitio que las leyendas terrestres llaman Lemuria o Mu. Por otra parte, el desarrollo científico del continente de la Atlántida también era muy avanzado, al extremo que sus científicos aprendieron a manejar la energía atómica con más habilidad de lo que lo hacen ustedes actualmente. Había cierta rivalidad entre ambas naciones y el desastre fue inevitable”.
La
referencia de este científico da sustento al libro “Historia primitiva de la
humanidad” de
John Henry Builes; quien nos dice que existieron muchas civilizaciones
avanzadas tecnológicamente antes del diluvio y que habían alcanzado su gran
desarrollo debido a que habían sido herederos de los dones naturales,
preternaturales y sobrenaturales con los que Dios había creado al hombre
originalmente, pero estas civilizaciones llegaron a su propia autodestrucción
por su decaimiento moral y esa autodestrucción se ve reflejada en la Biblia
cristiana con el diluvio
universal; algunas personas lograron escapar
la conflagración mundial y algunos huyeron a las estrellas u otros planetas y
otros construyeron ciudades en el interior del planeta.
El
relato de J.J. Benitez refleja perfectamente lo descrito por John Henry Builes,
los supuestos extraterrestres que abducen al Dr. Daniel, no son más que humanos
de la Primera Tierra que pertenecían a la sociedad perdida y continente perdido
de Lemuria y que emigraron con su tecnología a algún lugar en el espacio
continuando su sociedad y modo de vivir, es decir, es una prolongación de los
Lemurianos en el espacio.
Según
John Henry Builes todos tenemos el mismo código genético y todos somos
descendientes de Adán, de la Eva pre-humana y de la Eva humana; algunos de
estos seres humanos viven en el interior del planeta y se conocen como los
intraterrestres y otros viven fuera del planeta y se conocen como los
extraterrestres.
John
Henry Builes dice que estamos en el principio de la creación que se encuentra
realizando Dios y que la Tierra es el centro de todos los universos y mundos
por crear. En nuestro planeta se encuentra perfectamente unido el mundo
espiritual con el mundo material en los
seres humanos; todavía no existen otros seres
diferentes a nosotros, pero eso no quiere decir que no vayan a existir; los
humanos de la superficie del planeta seremos el punto de encuentro entre los
humanos del interior de la Tierra y los humanos que se encuentran fuera de
ella.
Otra
clase de seres y su tecnología, no son más que engaños de demonios, como ya lo
hemos tratado de demostrar en artículos anteriores; la Segunda Tierra, es
decir, nuestra generación se acerca a su final, porque ya ha demostrado que es
una generación en decaimiento moral y que cada vez se aleja más de Dios y se
deja hipnotizar con doctrina de demonios y con proyectos humanos en los que
Dios no tiene espacio y no puede caber.
Hay
muchas personas que se inventan historias para permanecer en el error y
convencerse que no están equivocados; la verdad solo puede aparecer patente a
los que son humildes, y sin ella, muchos soberbios permanecen sin convencerse y
no aceptan los argumentos que les presenta la verdad.
Están
de moda las teorías de la conspiración y con toda seguridad podremos encontrar
verdad y mentira en ellas, por lo que se hace necesario aprender a discernir y
dejarnos llevar por los argumentos que nos ofrece la verdad, para no caer en el
error y la equivocación.
El
galardonado periodista de televisión Frank Sesno preguntó a un panel de
eruditos sobre la fascinación de la gente por las teorías de la conspiración y
el profesor Stanley Kutle de la Universidad de Wisconsin respondió: “Nosotros todos amamos los misterios, pero
amamos más las conspiraciones”.
Que
estas teorías de la conspiración no nos lleven al error y la equivocación, pero
nos pueden abrir la mente para pensar diferente, aceptar lo que no nos han
enseñado o lo que parece mentira, pero no es más que la verdad.
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