Resumen
del Libro de John Henry Builes
En
el primer día de la creación, Dios creó el mundo espiritual bueno, y parte del
mundo espiritual se hizo malo, por lo que Dios separó las tinieblas de la luz,
es decir, separó al mundo espiritual bueno del mundo espiritual malo.
En
el segundo día de la creación, Dios crea el principio de la vida, que se
encuentra representado en el agua, y es el principio material para que existan
los seres humanos, que son una unión perfecta entre el mundo espiritual y el
mundo material, y somos la primicia de la creación; de
modo, que en todos los universos creados o por crear, no existen otros seres
que tengan tan perfectamente unido el mundo espiritual y material como nosotros
los humanos; y si existen otros seres en cualquier parte del universo, no son
más que seres humanos, salidos de la Tierra.
Los
mundos y los universos se encuentran en construcción y apenas estamos en el
inicio de la creación material, para culminar en la espiritualización y
perfección de todo lo que existe en un futuro muy lejano.
Existen
seres materiales en otros universos y planetas, pero solo al nivel material de
los animales y las plantas, y si hay seres humanos, han salido de nuestro
planeta a poblar otros mundos, reconociendo que el planeta Tierra, es el centro
de los universos creados y por crear y desde este lugar, saldrán todos los
gobernantes de los universos y las primicias de toda la creación.
Los
seres espirituales, que se han hecho malos así mismos, cuando se dé la
espiritualización de la materia, quedarán sumergidos, como en hoyos negros, que
no existirían para el esplendor de los universos creados, pero los seres que
estén en estos lugares de tormento, caos y oscuridad, si tendrán muy presente
su propia existencia por toda la eternidad, sin poder abandonar su mundo de
caos y desesperación.
En
resumen, podemos decir, que el primer día de la creación corresponde al mundo
espiritual, el segundo día de la creación corresponde al germen de la vida y el
tercer día de la creación corresponde al mundo material.
El
autor sagrado nos trasluce claramente que el Dios Yahvé de la Sagrada Escritura,
es diferente a los demás dioses, de pueblos aledaños a Israel. No es un Dios
que combate con otros dioses ni tiene conflicto con las obras de su creación
que salen de sus manos.
El
Dios que nos trasluce el autor sagrado, es un Dios omnipotente, que con su sola
palabra crea la vida y nada en la creación le ofrece conflicto o resistencia y
es un Dios que lo hace todo bueno, con armonía, belleza, bondad, peso y medida.
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