viernes, 19 de octubre de 2018

Capítulo 4,1b


El autor empieza por explicar la existencia de la Atlántida fundamentándose en los diálogos de Platón y dice que el panteón de los dioses griegos tiene mezclado el mito con la realidad.

Explica que Poseidón, no es mas que un hijo de Dios de la Primera Tierra con los dones preternaturales y sobre naturales a plenitud lo que lo hacía aparecer como un ser superior y casi divino y como se conocen otros "hijos de Dios" en la Primera Tierra con las mismas características.

Dice que la descendencia de Poseidón procede de una mujer híbrida que ya no era completamente hija de Dios, es decir, descendiente de Caín y de la Eva bestia o pre-humana y con esta mujer, Poseidón tuvo diez hijos y a sus hijos varones les encomienda el gobierno de las islas de la Atlántida.

Uno de los hijos de Poseidón se llamó Atlas, de quien recibió el nombre la isla y posteriormente todo el Océano Atlántico.


Los Atlantes practicaban los sacrificios humanos y de animales y se hacían adorar por seres inferiores como “dioses” y habían caído en muchas clases de desórdenes morales.
El sistema de gobierno de los Atlantes era monárquico y aunque Poseidón murió como cualquier mortal, su pueblo lo había magnificado como un dios, le construyeron un templo en el cual le darían culto y adoración y en su templo se ofrecían tanto sacrificios humanos como sacrificios de animales.

Los descendientes de los hijos de Dios que vivieron en la Atlántida, conservaban parte del espíritu divino, hasta que de tanto mezclarse con los hijos de los hombres, es decir, los descendientes híbridos de Caín y la Eva bestia, perdieron casi por completo el espíritu divino, cayendo en las más bajas pasiones y por lo tanto la apariencia de los Atlantes cambió tanto a nivel físico, como a nivel espiritual y con la añoranza de los dones perdidos que tenían por naturaleza, se entregaron al dominio de los demonios tratando de recuperar los dones preternaturales perdidos; Herodoto nos dice que una de las hijas de Atlas era Calipso y que era bruja.

Los Atlantes sabían que su tragedia estaba a punto de llegar y se abalanzaron a la guerra y Platón nos describe que su poderío militar podía calcularse en millones; cuando estaban en la guerra se presentaron espantosos temblores de tierra y grandes cataclismos, de modo que la destrucción total llegó en un solo día y una sola noche y la Atlántida se abismó en el mar y desapareció para siempre.


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