sábado, 1 de julio de 2017

John Henry Builes y la teoría del diseño inteligente.



La teoría del diseño inteligente se originó en la década de los años 80 con los críticos de la teoría de la evolución de las especies de Charles Darwin; uno de los primeros impulsores fue Michael Denton, bioquímico australiano e investigador de la universidad de Otago en Nueva Zelanda. Su obra principal, “Evolution: a theory in crisis y naturae destiny”, explicaba que la complejidad del mundo natural no podía ser explicada mediante la acumulación de cambios aleatorios y sostenía que nuestro entorno natural parecía estar diseñado para albergar la vida.
Denton nos hace pensar en la teoría del diseño inteligente que nos dice, que una inteligencia superior, ha creado el universo con un diseño inteligente implícito, con leyes particulares y precisas, puntuales, exactas y minuciosas en todos los niveles, que sin tal diseño, sería imposible que las estrellas se hubieran formado; que la Tierra se encuentre a una distancia adecuada del Sol para posibilitar la vida; que los cinturones Van Allen, compuestos de cargas eléctricas rodeen tan equilibradamente nuestro planeta, haciendo de escudos protectores contra las partículas de radiación trasportadas por el viento solar; que la Luna se encuentre en la posición adecuada que permita la vida en la Tierra o como también, lo llegan a afirmar muchos científicos, que la creación de la célula y el ADN incluye ingeniería genética, y que es imposible que esto haya sido producto del azar, entre otras muchas cosas; es decir, todo el diseño del universo y las leyes cósmicas y micro cósmicas son tan perfectas, exactas, puntuales que resulta imposible que todo lo que existe se hubiera formado por simple casualidad o azar.
¿Tanta precisión para algo sin propósito y finalidad? Suena como una pregunta absurda; y en consecuencia con la razón y el sentido lógico y común de las cosas, cada vez hay más científicos que con los datos actuales de la astrofísica, la biología, las matemáticas y otras ciencias, argumentan que lo más lógico es decir que “alguien o algo” está detrás de todo; una inteligencia o alguien, a quien se le puede llamar Dios, un diseñador del universo, un diseñador que planeó de manera inteligente su gran obra y que creó vida inteligente que es capaz de preguntarse: ¿por qué existe?… ¿con qué fin? y… ¿quién es el diseñador?

En consecuencia de esto, las ciencias están aportando tantos datos para sostener la tesis que detrás de la creación universal existe una inteligencia superior que diseñó y proyectó el universo con la capacidad de albergar vida inteligente. En este sentido Paul Davies, físico y matemático australiano y profesor del centro australiano de astrobiología de la universidad de Macquarie afirma lo siguiente: “según el principio antrópico, las condiciones físicas que hacen posible nuestra existencia se encuentran tan enormemente ajustadas que es difícil pensar que nuestra existencia es un simple resultado del azar o de fuerzas ciegas” (…) “pertenezco al grupo de científicos que no suscriben ninguna religión convencional y, sin embargo niegan que el universo sea un accidente sin significado”, es decir, son de los científicos que creen que hay una inteligencia detrás de la creación de las cosas y que todo tiende hacia un fin de acuerdo con esa inteligencia creadora.
Otro científico, que se hace igual pregunta, es el matemático británico Roger Penrose quien tomando en cuenta las variables físicas ha intentado responder preguntas como las siguientes: ¿Cuál es la posibilidad de que en un universo que empezó a existir por casualidad produzca organismos vivientes? Y responde él: una en billones, una en trillones y habría que pensar en cifras mucho mayores… es decir, según él, la posibilidad está de un uno seguido de 23 ceros, es decir, al final concluye el matemático, que es probabilidad cero, no existen probabilidades de que se produzca vida en un universo que ha sido creado al azar o por accidente.
Algunos defensores del ateísmo han tratado de presentar la teoría del multiuniverso, como una tesis, contrapuesta a las constantes evidencias y que cada vez más, hay muchos científicos que apoyan la teoría que existe una inteligencia creadora detrás de todo. La teoría del multiuniverso fue propuesta por el físico matemático estadunidense Hugh Everett, quien en estos últimos años formuló la teoría de multitud de universos y de mundos posibles; y muchos defensores del ateísmo científico, apuestan por esta teoría, porque según ellos se encuentran más posibilidades de que todo haya sido creado y generado al azar y sin causa ninguna, pero es una teoría tan imposible de probar, como los que sostienen el diseño inteligente del universo y aunque se pudiera llegar a probar la teoría que existen multitud de universos, sigue existiendo la misma probabilidad de que exista un diseño inteligente detrás de toda la obra de la creación.
Otro de los defensores de la teoría del diseño inteligente fue el abogado Philip E. Johnson, quien fue considerado uno de los padres de la teoría del diseño inteligente cuando en la década de los 90 publicó su obra “Darwin on trial” (Juicio a Darwin, Universidad de Berkeley, California) se dedicó a refutar el naturalismo filosófico y según él, la teoría de la evolución de las especies no era más que una reformulación y en este sentido, el profesor de bioquímica de la universidad de Lehigh Pennsylvania Michael J. Behe en su obra “Darwin black box”, la caja negra de Darwin, afirmaba que en la naturaleza existen sistemas tan complejos que no pueden explicarse por la acumulación gradual de pequeñas mutaciones aleatorias. Algunos de ellos requieren una estructura mínima para ser funcionales y menciona que hay sistemas irreductiblemente complejos.
Dice que la célula es un sistema irreductiblemente complejo, pues es un sistema biológico de base bioquímica, que contiene a su vez múltiples sistemas irreductiblemente complejos según él y es algo que charles Darwin por las limitaciones técnicas de su época no pudo observar en detalle, por lo que sí se puede hacer hoy y por esto, dice, Behe, que la célula es la caja negra de Darwin porque da pruebas de un diseño inteligente y es imposible que sea un producto del azar o de una evolución natural sin causa alguna o sin un diseño inteligente detrás.
Apoyando la teoría de Behe, en 1998 el matemático de la universidad de Baylor, Wiliam A. Dembski públicó un trabajo llamado: “The dising interference”, La interferencia del diseño, respondiendo a una pregunta: ¿Cómo podemos identificar un suceso producido por una causa inteligente o distinguirlo de uno ocasionado por causas naturales no dirigidas? En otras palabras, la pregunta responde a la pregunta: ¿si carecemos de una teoría causal?, cómo responder a la pregunta: ¿cómo saber si actuó o no una causa inteligente?
Dembski, dice que un suceso específico de baja probabilidad no sucede al azar y afirma que este concepto resulta útil en múltiples campos y ciencias; según él, en el diseño no existe la posibilidad del azar y si encontramos algo en la naturaleza que no puede ser explicado por una ley natural y tampoco tiene sentido explicarlo como un mero producto del azar, entonces lo que hemos encontrado obedece a un diseñador.
Decir que algo está diseñado, es considerar que exhibe un cierto tipo de patrón y, en consecuencia, Dembski propone algunos pasos para ir del diseño al diseñador inteligente y él lo explica en uno de sus artículos de ciencia y diseño de 1998: 
“¿Qué significa que un patrón es adecuado para inferir un diseño? Esto no ocurre con cualquier otro patrón. Algunos patrones pueden emplearse con justicia para inferir diseño, mientras otros no lo hacen. Es fácil aquí ver la idea básica. Supongamos que un arquero se encuentra a 50 metros de una gran pared, con el arco y las flechas en su mano. La pared digamos que es lo suficientemente grande como para que el arquero irremediablemente acierte. Supongamos ahora, que cada vez que el arquero dispara una flecha, pinta un circulo en torno a la flecha, de manera, que esta queda en el centro. ¿Qué puede concluirse de esta situación? Respecto a la puntería del arquero, absolutamente nada, si apareciera un patrón, pero este patrón surge después de que la flecha haya sido lanzada. El patrón es puramente circunstancial.Pero supongamos que el arquero pinta un blanco fijo en la pared y entonces dispara. Supongamos que el arquero lanza cien flechas y cada vez hace un blanco perfecto ¿Qué puede concluirse de esta situación? Frente a esta situación nos encontramos obligados a inferir que se trata de un arquero de nivel mundial, uno de cuyos tiros no puede explicarse con justicia como producto del azar, sino más bien la habilidad del arquero y su destreza. La habilidad y la destreza son lógicamente ejemplos de diseño”.
En consecuencia con esto, tanto en el microcosmos como en el macrocosmos se han encontrado pruebas evidentes de habilidad y destreza, que no pueden ser explicadas como un mero producto del azar o de una simple causa sin causa.
Es bueno resaltar que los autores anteriormente mencionados son defensores de la teoría del diseño inteligente, que nada tiene que ver con el creacionismo que es extractado del libro del Génesis en la Biblia y los autores de esta teoría se presentan agnósticos, sobre quién es la fuente de este diseño, lo cierto es que multitud de científicos están optando por esta teoría, especialmente los norteamericanos y la gran red tejida por “Discovery Institute” a través de sus oficinas centrales en Seattle y en Washington, Estados Unidos.
La teoría del diseño inteligente, estudia patrones en la naturaleza que solo se pueden entender a través de una inteligencia y es bueno mencionar algunos datos científicos que dicen que hay cosas que no pueden ser producto del azar.
Fred Hoyle, explicando la síntesis del carbono en el interior de las estrellas, dice que debería darse una resonancia nuclear muy especial, como si las leyes de la naturaleza lo hubieren pensado a propósito, para conseguir sintetizar el carbono, que es el elemento clave en la estructura orgánica de los seres vivos y sin el cual no podrían existir.
El astrónomo John Barrow dice que el eje terrestre de la Tierra oscilaría caóticamente en breves periodos de tiempo si no fuera por la presencia de la Luna, que actúa como una pesa estabilizadora en el sistema Tierra-Luna; y lo mismo sucede con Júpiter que en el Sistema Solar no permite que muchos meteoritos bombardeen la Tierra, porque es una barrera protectora de asteroides erráticos, es como si alguien quisiera favorecer la vida en la Tierra.
El bioquímico Michael Behe, dice que el desarrollo del flagelo bacteriano tiene una complejidad tal, que es imposible que sea una secuencia casual, que haya permitido su desarrollo, y lo mismo dice del ojo humano, que tiene una complejidad tal, que es imposible que se haya desarrollado a base de mutaciones aleatorias.
Darwin Behe, dice que la molécula de ADN, contenedora del mensaje genético bajo el cual se desarrollan los seres vivos con su doble hélice enrollada, es imposible que sea un mero producto del azar y retoma el argumento de Payley un teólogo inglés del siglo XIX quien decía que si en un paseo campestre nos encontrábamos un reloj, sería absurdo pensar que es producto del azar o de fuerzas ciegas de la naturaleza y esto no tiene sentido pues la complejidad de la máquina haría que supusiéramos por fuerza, que existía un diseñador, y dice que el diseño de la molécula de ADN no es menos compleja que el reloj, por lo que se hace imposible que este ajuste tan perfecto sea producido a ciegas o por simples fuerzas del azar, sin un patrón establecido.
Mirando todo lo anterior, puedo adentrarme con el pensamiento de John Henry Builes en su libro “Historia primitiva de la humanidad”, evidentemente el autor cree en Dios y cree que Dios es el ingeniero y el diseñador de toda la creación.


John Henry Builes, se aleja diametralmente de aquellos científicos perplejos por la contundencia de las evidencias, que se han atrevido a decir, que los seres humanos somos el producto de ingeniería genética extraterrestre, es decir, que fuimos creados por seres de otros planetas o de otros sistemas estelares.
John Henry Builes, dice que todos los seres humanos se han originado en este planeta y que Dios, hace miles de años, ha actuado milagrosamente para poder crear al ser humano; permitió el desarrollo de una especie primigenia de homínidos y dentro de esa especie, hizo evolucionar una hembra que se convirtió en un puente entre los animales y los hombres; los animales con 48 cromosomas y los hombres con 46 cromosomas, pero esta hembra primigenia que actuó de puente contaba con 47 cromosomas; la naturaleza se podía inclinar hacia los 48 y producir animales o podría inclinarse hacia los 47 y producir seres humanos; de hecho John Henry Builes, describe que en algún momento, un macho de la especie, se unió a la hembra y el ser que surgió de esta unión, fue un homínido con características de animales; la hembra solo tenía la función de ser puente y fue creada por Dios para este único fin y también la naturaleza la inclinó a este fin.
Según John Henry la hembra primigenia, se puede llamar la Eva bestia, quien es la madre de Adán y esto estaba dentro de la voluntad divina, pero debido a la rebeldía de Adán, este se unió a ella y nació Caín en contra de la voluntad divina. Dios también creo a la Eva humana, que debería ser la madre de todos los seres humanos, pero por la rebeldía de Adán, se produjo una hibridación con los animales y los genes divinos de Adán quedaron contaminados con los genes de los animales y esta es la razón, por la que los seres humanos tienen esas inclinaciones bestiales en su propio interior. Todos los seres humanos deberíamos haber sido descendientes de Adán y la Eva humana, para contener los genes de Dios y conservarnos en el estado de gracia original, es decir, los dones naturales a plenitud, los dones preternaturales y los dones sobrenaturales, o para decirlo de otro modo, es lo que en la Sagrada Escritura se describe como “los hijos de Dios y los hijos de los hombres”, entendiendo a estos últimos como los descendientes de Caín, es decir, Caín es hijo legítimo de Adán, pero no es hijo de la Eva humana, sino hijo de la Eva pre-humana y por lo tanto, quedó contaminado con los genes animales y con las inclinaciones bestiales de los animales, a estos en la Biblia se les conoce como los hijos de los hombres, que ya no tiene los dones naturales a plenitud, ni los dones preternaturales y los dones sobre naturales.
En conclusión, tenemos dos especies, una superior y otra inferior; los hijos de Dios son la especie superior, que desarrollaron las civilizaciones avanzadas pre diluvianas y que por su gran inteligencia lograron un mayor grado de tecnología y civilización que la tenemos hoy y luego, se encuentra la especie débil de Caín, que son los hijos de los hombres y sin las capacidades y cualidades de los hijos de Dios y estos también crearon sociedades, que ya no existen y lo único que podemos encontrar son vestigios arqueológicos.
Según John Henry, los hijos de Dios se mezclaron con los hijos de los hombres y produjeron una tercera especie de híbridos, de modo, que tenemos una primera especie, pura, una segunda especie hibridada con animales y con un cierto grado de degenero y una tercera especie más elevada que los descendientes de Caín, pero inferior a los hijos de Dios.
Según John Henry, la humanidad de la superficie desciende de Noé, que era un auténtico hijo de Dios y de su esposa que era una híbrida, quienes tuvieron tres hijos: Cam, Jafet y Sem, de los cuales, descendemos los seres humanos de la superficie y heredando tres razas, que originaron el resto: los blancos o arios, los negros y los amarillos.
Muchos de los humanos que se fueron a las estrellas y los que se fueron al interior del planeta, se encontraban menos hibridados con los genes animales, de modo, que tiene más parte de los genes primordiales o los genes divinos, y esta es la razón, por las que muchos de ellos tienden a ser del tipo nórdico y nos llevan un adelanto tecnológico de muchísimos años.
En conclusión, podemos decir, con John Henry Builes:

*Que el ingeniero y el diseñador que está detrás de las cosas que existen en la creación y que los científicos dicen que no pueden ser producto del azar, es Dios.

*Que no existen los extraterrestres creados y originados fuera del planeta Tierra; *que existen los seres humanos de la superficie, *que somos descendientes de Noé, un hijo de Dios y una mujer híbrida y que por lo tanto, podemos estar más hibridados que algunos seres humanos que emigraron a las estrellas o que se encuentran en el interior del planeta y esto explica la razón por la que nos superan en tecnología.

*Que según el plan divino, el planeta Tierra, es el centro de los universos creados y por crear y *que todos los seres que hoy llaman “extraterrestres”, descienden de Adán, de la Eva pre-humana y de la Eva humana, lo mismo, que los seres humanos de la superficie y que los seres humanos, tanto los que viven en el interior del planeta, los de la superficie y los de las estrellas, están siendo preparados para convertirse en los gobernadores de los mundos creados y por crear.

*Que todavía, Dios no permite la creación de seres inteligentes y espirituales con un código genético diferente al de los seres humanos, pero llegará el tiempo en que lo va a permitir y existirían muchas clases de seres corporales y espirituales en todos los universos materiales, y en los universos espirituales seguirán existiendo los seres espirituales, hasta que, en años inimaginables, haya una espiritualización de toda la materia, en todos los mundos posibles.

*Que los demonios están asumiendo cuerpos materiales y se están haciendo pasar por extraterrestres, pero que solo son abominaciones y que el hombre tendrá que llegar a un grado de compresión, que tendrá que dedicarse a aniquilar, matar y destruir estos seres, que son un cáncer para la creación y no puede permitir que más demonios se encarnen en cuerpos materiales.

*Que en la voluntad divina, todos los universos creados, llegarán a su máxima belleza, tanto en los seres animados, como en los seres inanimados y en ese momento todo habrá alcanzado el punto culminante del alfa y la omega, cuando Dios sea 
Todo, en Todo.





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