miércoles, 21 de febrero de 2018

Resumen del libro de John Henry Builes “Historia primitiva de la humanidad”, Gn 1,19-22.

El cuarto día de la creación, es una recreación del mundo espiritual, el quinto día es una recreación del germen de la vida y el sexto día es una recreación del mundo material.
Dios les dice a los ángeles que va a crear un ser de naturaleza inferior a ellos, que es el hombre y que va a ser grandemente favorecido por la majestad divina, pues la segunda persona de la Santísima Trinidad, es decir, el Hijo se va a humanar, levantando a la naturaleza humana hasta el nivel de Dios y que todos los seres de la creación lo deben reconocer como su cabeza y por lo tanto, debían servirlo como a su Dios y Señor.
Los ángeles fueron sometidos a una prueba y en su gran inteligencia comprendieron lo que estaba bien y lo que estaba mal; pero contemplaron la posibilidad del pecado, por lo que algunos incurrieron en el amor desordenado a sí mismos, por lo que se degradaron ellos mismos y les nació el egoísmo personal y algunos definitivamente dejaron a Dios de lado.
Desde aquí se originó el pecado y el rechazo frontal a Dios y Su voluntad, y muchos ángeles decidieron apartarse definitivamente, con Lucifer a la cabeza (Isaías capítulo 14). Y Lucifer convenció a los ángeles, que le siguieron, porque que ellos también tendrían un principado aparte del de Dios y este fue el primer germen de corrupción que se introdujo en el mundo espiritual.
Hay un arcángel pequeñito que se llama Miguel y lanza el grito en defensa de Dios:
 “¡Quien como Dios!” 
“! ¡Nadie como Dios!” 
y se convierte en el jefe de los espíritus celestiales que permanecen fieles a Dios y resiste a Lucifer y sus ángeles apóstatas.
Los ángeles buenos peleaban con sus entendimientos y voluntades defendiendo las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad; la prudencia, la justicia, la templanza y la fortaleza, y los ángeles malos defendieron vicios como: la lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia y soberbia y cuando terminó esta batalla a los ángeles buenos se les descorrió la cortina de la divinidad y los ángeles malos fueron arrojados del cielo empíreo y de la presencia de Dios y se sumergieron en las tinieblas exteriores.


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