miércoles, 22 de marzo de 2017

CAPITULO PRIMERO DEL LIBRO DE JOHN HENRY BUILES: “Historia primitiva de la humanidad”


(Gen 1,1-4)

En estos versículos del Génesis, el autor nos dice, que cuando Dios dijo que se hiciera el cielo y la tierra, estaba haciendo referencia a la creación del mundo espiritual, con el cielo y a la creación del mundo material, con la tierra. Cuando Dios “crea”, la Sagrada Escritura nos muestra un Dios sabio y justo, que hace todas las cosas con hermosura y belleza. Es un Dios que existe antes de todas las cosas y antes de cualquier ser y que se encuentra por encima de ellas.
   Dice, que la idea en la que Dios se diferencia de la criatura y de lo creado, solo se encuentra en la Sagrada Escritura y no se encuentra en otros dioses de la antigüedad, especialmente, la cultura griega. Este es el único ser capaz de sacar de la nada o del caos, belleza, y orden, haciendo todas las cosas con peso armonía y belleza, sin pensar que ha creado nada malo, por lo que podemos concluir, claramente, que es un Dios bueno y bondadoso.
   El autor nos expresa, que en primer lugar Dios creó el mundo espiritual y posteriormente el mundo material y cuando en la Sagrada Escritura dice: “sea hecha la luz”, se debe hacer referencia a la creación de los ángeles y los diferentes seres espirituales; que todos fueron hechos buenos, pero que muchos de ellos se hicieron malos a sí mismos, por su libre y plena voluntad.



   Dice, que el mundo espiritual es más perfecto, que el mundo material y que es sostén o esqueleto, que permite que subsista el mundo material, de modo, que si no existe el mundo espiritual, tampoco puede existir el mundo material.
   Dice, que en la Sagrada Escritura las tinieblas son imagen y signo del mal y que Dios jamás dice, que “sean hechas las tinieblas”, porque Dios no quiere, no puede y no ha creado el mal, y si existen tinieblas, es porque lo que es perfecto, se puede volver imperfecto, en cuanto Dios le ha dado participación a las criaturas de actuar con su propia libertad y esto, es algo que se sale de los límites de Dios, de forma parcial, pero no total, pues Dios hace que con estas imperfecciones generadas por las criaturas, toda la creación tienda a un mundo mejor y posible.
   Dice el autor, que todo aquello que se aparte de la luz, se vuelve tinieblas y pierde la perfección de Dios y los agujeros negros son una imagen de los demonios en el universo y lo mismo que los seres humanos que llegan a convertirse en demonios por su propia libertad y se convierten en seres oscuros, que aunque les llegue la luz, no los alumbra; así son los agujeros negros, que absorben la luz y todo lo que pueda llegar a ellos y lo convierten en caos y oscuridad.
   Los ángeles caídos o los seres humanos que siguen el ejemplo de los demonios se convierten en agujeros negros que se tragan la luz, sin que les reporte ningún beneficio o esta les pueda comunicar las perfecciones de Dios nuevamente, pues todo lo hacen con un acto de su voluntad.

    Esta es la razón por la cual la Sagrada Escritura nos dice que Dios dividió la luz de las tinieblas y es así, como lo propio, busca a su dueño y lo que es impropio de Dios, termina en las tinieblas exteriores.




Padre Dios, gracias por este día de vida que nos das;
nuestras voces unimos al concierto de toda la creación,
dándote gracias por el sol
que hace florecer toda clase de árboles frutales,
y toda planta que sirve para nuestro sustento;
y que bendición son los pajaritos,
dulce melodía para nuestro espíritu.



  

Oh ¿quién está escondido detrás de las nubes?
Haces que cada día tenga su sustento,
sentimos una fuerza vital y entonces 
vemos que florece el sol,
para empezar el concierto de la creación 
todas las mañanas…
Y qué decir: cantan los ruiseñores, saltan los colibríes de flor en flor,
se sacuden los árboles y caen las hojas y las flores,
resuena el agua y acaricia el viento, como el murmullo de Dios, 
que nos hace notar que todo está vivo.


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